Within the framework of the recently appeared consumer society, with its mass culture, and in the context of the enormous disappointment produced by Soviet communism and its horrors associated with the gaps in Marxist philosophy, they appear in the scientific world of historians interests in new areas, in new research practices and in views from positions unexplored until now. These novelties, timid at first, will be the seeds of future cultural studies.
First seed: interests in new areas
Unprecedented relief is given to what is popular. The research focuses on this, on rural history, traditions, customs, rituals, etc., and from all of this emerges a reinforced interest, in general, in cultural forms and cultural practices and institutions, an interest that takes shape in a new concept of culture, very far from the Marxist idea of superstructure, which divorces culture and material reproduction. A new concept of culture in which it has essential agency in the constitution of the subject of history and social changes.
Second seed: new research practices
The approach to these realities has to be invented, because the object of study is new. It is an approach in which a case study, chosen examples, specific problems or specific locations is produced. The investigations are not systematic and give voice to the protagonists, open a wide field of study and an open explanatory field, and approach interdisciplinary practices. In this way, realities such as gender, otherness or narrative polyphonies are suddenly illuminated, and the protagonists are seen as agents of cultural history and even as agents of history itself. Classes are conceived as social but also cultural formations. Once again, Marxism is discarded.
Third seed: views from previously unexplored positions
The voice given to the protagonists opens the door to the unsystematization of the study, which thus appears with an unprecedented openness. And also with unprecedented comprehensiveness and timeliness. The view is of the «little people», and not of the leaders. The revolutions are minor, and not the «great revolution» that Marx advocated. We speak of context, and not of dialectic. We speak of conditioning, and not of determination. Marx is present in Gramsci, because the question about hegemony is still valid, but Marx has died, and both cultural history and cultural studies are being born.
Esta es, por fin, mi comprensión del núcleo de los estudios culturales, de la parte que me quedo, de lo que tienen de mejor desde mi punto de vista. Me baso en Justo Serna y Anaclet Pons (2013) La historia cultural Ed Akal universitaria, resumen capítulo II, De Inglaterra a Francia
En el espacio de los historiadores británicos de los años sesenta, en el marco de la recién aparecida sociedad de consumo, con su cultura de masas, y en el contexto de la enorme decepción que produce el comunismo soviético y sus horrores, aparecen intereses por nuevas áreas, por nuevas prácticas de investigación y por miradas desde posicionamientos inexplorados hasta el momento. Estas novedades, tímidas al principio, serán las semillas de los futuros estudios culturales.
Primera semilla: intereses por nuevas áreas
Se le da un relieve sin precedentes a lo popular. La investigación se centra en ello, en la historia rural, las tradiciones, costumbres, rituales etc., y de todo ello emerge un interés reforzado, en general, por las formas culturales y las prácticas e instituciones culturales, interés que se concreta en un nuevo concepto de cultura, muy alejado de esa idea marxista de superestructura que divorcia la cultura y la reproducción material. Un nuevo concepto de cultura en el que ésta tiene agencia esencial en la constitución del sujeto de la Historia y de los cambios sociales.
Segunda semilla: nuevas prácticas de investigación
La aproximación a estas realidades tiene que inventarse, porque el objeto de estudio es nuevo. Es una aproximación en la que se produce un estudio de casos únicos, ejemplos escogidos, problemas específicos o localidades concretas. Las investigaciones no son sistemáticas y dan voz a los protagonistas, abren un campo de estudio ancho y un campo explicativo abierto, y contemplan prácticas interdisciplinares. De este modo, de pronto se iluminan realidades como el género, la alteridad o las polifonías narrativas, y se ve a los protagonistas como agentes de la historia cultural e incluso como agentes de la propia Historia. Las clases se conciben como formaciones sociales, pero también culturales, Nuevamente, se descarta el marxismo.
Tercera semilla: miradas desde posicionamientos antes inexplorados
La voz que se otorga a los protagonistas abre la puerta a la asistematización del estudio, que aparece, así, con una apertura sin precedentes. Y también con una comprehensividad y actualidad sin precedentes. La mirada es la de la «gente menuda», y no de los líderes. Las revoluciones son menores, y no la «gran revolución» que preconizaba Marx. Se habla de contexto, y no de dialéctica, Se habla de condicionamiento, y no de determinación. Marx está presente en Gramsci, porque la pregunta sobre la hegemonía sigue vigente, pero Marx ha muerto, y están naciendo tanto la historia cultural como los estudios culturales.
Bischofberger U (2024) Representación gráfica de Natalie Zemon Davis (híbrido de conceptos y dibujos)