Teatro contrarreloj. Septiembre de 2019 en la Escuela de Arte Dramático

Pública

Pequeño proyecto entre los propios alumnos de la RESAD, antes de empezar el curso.

EL DOLOR DE LAS MOSCAS (BORRADOR)

Personajes:

Palomo, indigente de edad indeterminada, malhumorado y nervioso, activo, con dificultad de movilidad (una piedra en uno de los zapatos le hace aparentar a la perfección una cojera).

Totó, hija o hermana pequeña del indigente. Es muy bonita, pelo sucio, cara sucia, pies descalzos sucios. La relación de Palomo y Totó no es de placer y juego, sino de discordia.

Alejandra, mujer joven, sensual, con una amplia falda, en rulos, de clase media.

Espacio de entrada de la RESAD. Una escalera flanqueada por dos barandillas. El público se sitúa en la parte de abajo, antes de subir la escalera. En la parte de arriba y la rampa que se extiende a la derecha según el punto de vista del espectador, que llamaremos el escenario, se desarrolla la acción dramática. Hay un banco vacío y maceteros con colillas.

En la puerta de la RESAD, fuera del recinto, está Palomo arrodillado sobre un cartón, con la cabeza en el suelo, no se le ve la cara. Tiene un cartel que, con letrucas irregulares, que dice: “la bolunta por Dios”, y varias monedas. Llama la atención del público mientras éste se acomoda, y, una vez acomodado, se acerca a pedir, envuelta la cara para que no se le reconozca.

Entre el público se encuentra Alejandra, que es la que dice el monólogo. A Totó no se la ve porque espera, metida en un carro de la compra, detrás de la puerta, también con la cara oculta, a que Palomo la recoja más adelante.

Alejandra tiene la palabra; Palomo y Totó van desenvolviendo diferentes acciones.

1 (Moscas)

ALEJANDRA (Tendiendo, detrás de la barandilla, empieza a hablar y se levanta. Ay, las moscas. (Se abanica delicadamente con la mano) No hay cosa que me fastidie más, en verano, que las moscas. En cuanto dejas algo de comida en la encimera, o te tumbas a tomar el sol, zas, ya está la mosca de rigor que parece que te estaba esperando para empezar a explorar tu brazo, tu mano, tu mejilla, tus pies, y descubres que tienes un cuerpo enorme y la mano no te da para tanta rascada.

(Palomo está entre el público, pidiendo.

2 (Moscas)

Uff, y los mosquitos. Eso ya es peor. Estuve viviendo cerca del Parque Natural de Calblanque, en Murcia, y allí eran como taladradoras. Dios, qué tamaño de mosquitos. Antes de dormir, te tenías que dedicar a cazarlos, y dejabas la pared de la habitación hecha un Cristo de sangre, no te lo pierdas… lo curioso es que era de tu propia sangre

Palomo accede al escenario, y empieza a rascarse el pelo, piernas, brazos… mira alrededor y, un poco, genitales… sigue y se rasca con las dos manos, frenético. Hace que mata moscas o mosquitos. Se mira las manos, donde se supone que los ha espachurrado y se las chupa .

3 Hijos

Tan de tu propia sangre como tus propios hijos… que en verano te los comes con patatas. Santo colegio, cómo estoy deseando que termine el verano para que vuelvan al cole los mocosos, porque no hay descanso en verano con ellos encima todo el tiempo. Porque, hija mía, las vacaciones de los maestros deberían estar penalizadas con la cárcel, qué vergüenza, tanta vacación, y nosotras qué, a aguantarles.

Palomo se deja de rascar y entra en la RESAD, sale con Totó dentro del carro de la compra, chupando la piruleta de corazón. La va pegando fuerte en la cabeza, pero a ella parece no afectarle. Se defiende de él dando manotazos. Se encaminan a la izquierda, a la rampa, y se le va el carrito, por lo que casi se caen los dos. Totó se baja del carrito, Palomo le pega en la cabeza y ella se tira al suelo a llorar.

4 Dolor de pies

Qué se va a hacer, pues nada, irse de vacaciones. Hala, a la playa se ha dicho. Y llegas a la playa y qué, como me pasó a mí el año pasado. Mira que se lo dije a mi marido: al Norte no, al Norte no. Pues al Norte que nos fuimos. Y qué, la arena se la había llevado el mar. Todo piedras. Total, que bañarse era un suplicio… tuve a mis hijos jugando a las cartas todo el verano, encima mío. Que mamá esto, que mamá lo otro. Nada, hija, que no hay forma de desprenderme de ellos. Que no había forma de que se bañaran en las piedras, que son muy finos…

Totó se queda en cuclillas, llorando en un rincón, hurgándose la nariz, y Palomo empieza a recorrer el escenario cojeando (porque tiene una piedra en el zapato) en busca de colillas, cartones, lo que sea, que va metiendo en el carrito. Totó se va tranquilizando y le ayuda, miran en la basura.

5 Moscas

No hay cosa que me fastidie más, en verano, que las moscas. En cuanto dejas algo de comida en la encimera, o te tumbas a tomar el sol, zas, ya está la mosca de rigor que parece que te estaba esperando para empezar a explorar tu brazo, tu mano, tu mejilla, tus pies, y descubres que tienes un cuerpo enorme y la mano no te da para tanta rascada.

Palomo accede al escenario, y empieza a rascarse el pelo, piernas, brazos… mira alrededor y, un poco, genitales… sigue y se rasca con las dos manos, frenético. Hace que mata moscas o mosquitos. Se mira las manos, donde se supone que los ha espachurrado y se las chupa .

6 Medusas

Pero el año anterior que nos fuimos al sur, ahí te quiero ver: con las medusas. Que no te podías bañar. Hija, infestado. Infestado está todo de medusas. Que son peor que las moscas. Como son ellas, pura gelatina que digo yo… Tú me imagino que te quedaste en tu casa, que al final es lo que haces siempre.

Totó encuentra, en la basura, una pistola de agua. Llama a Palomo, se la enseña, pero la pistola de agua apenas funciona. Se acercan al público como para hacerla funcionar, y lo mojan.

7 Creencias

Parece mentira que Dios nuestro creador nos creara a nosotras, a ti y a mí por ejemplo, tan hermosas, porque tú te conservas muy bien, todo hay que decirlo, aunque yo tengo toda la lozanía de la juventud, y que creara cosas como las medusas, tan perjudiciales. Hay que ver, qué injusticia.

Palomo encuentra también, en la basura, una cruz formada por dos palos y un clavo. La rompe y enciende uno con el mechero. Él y Totó se quedan mirando la llama, absortos, un rato.

8 Ideas sobre el síndrome de Stendhal

Es mejor hacer turismo, que eso, quieras que no, siempre te da una pátina de algo… no te digo yo que nos vaya a pasar como al Stendhal, que dijo eso que me hicieron aprender en el colegio, todavía me acuerdo de la cursilada aquélla:

Había llegado a ese punto de emoción en el que se encuentran las sensaciones celestes dadas por las Bellas Artes y los sentimientos apasionados: saliendo de Santa Croce, me latía el corazón, la vida estaba agotada en mí, andaba con miedo a caerme”. Eso, hija, eso de que te desmayes de gusto de ver tanta arte se llama Síndrome de Stendhal. Tú no lo entenderás, pero es así.

Palomo apaga la madera, saca una vela de su bolsa, la enciende y los dos miran ahora a la vela. Saca pan y chorizo, que corta, y lo pone entre los dos. Comen, y Palomo se hurga las muelas

9 Turismo.

LA PIEDAD

Mira, sé que tú no eres muy de ir a misa y eso, bonita, pero yo sí, y cuando fuimos a Roma mi marido y yo, todavía de novios, mira que disfrutamos. Estaban carísimas las bebidas, de todos modos las terrazas estaban siempre llenas, por eso creo que preferíamos deshidratarnos, pero disfrutamos como enanos, viéndolo todo, todo. Pero por Dios, lo que más me gustó a mí fue la Piedad.

De pronto, Totó y Palomo miman la Piedad.

10 Síndrome de Stendhal, caídas

Todos los personajes se quedan en foto fija y Alejandra y Úrsula se descomponen en silencio, sufriendo el Síndrome de Stendhal: mareo, baja presión arterial, etc. Al poco, se caen todos, se recomponen y se sientan como si tal cosa, y Palomo y Totó siguen comiendo.

11 Bebidas

Ay señor, qué mareo, no sé qué me ha pasado… ¿quieres beber? Está calentorra… no sé qué odio más del verano, si ir a beber agua y encontrarme con la botella vacía en la nevera, porque mi marido, cómo la va a rellenar mi marido, para eso me tiene a mí

Palomo y Totó también se han recompuesto, están sentados en un rincón… Palomo bebe vino y le da a Totó, que le da también a su muñeca.

12 Comidas

No sé qué hacer de comida… ahora hago una ensalada de pasta y me dura tres días, tres días que tengo a todos comiendo ensalada de pasta, y así me cunde tanto que puedo hasta dormir siesta. Y luego el gazpacho, qué rico, pero lo pongo hasta en la sopa, de comida, de cena, hasta de desayuno. Pero la fruta es un asco, enseguida se pocha, morada, golpeada, prefiero tirarla.

Cuando se han comido todo el pan con chorizo, Totó rebusca por todos sitios para ver si encuentra comida, pero sólo encuentra un mendrugo, que empieza a comer con gusto.

13 Cuerpo

Bueno, te voy a dejar, que me quería depilar. Mira qué pelos tengo. Y lo peor, los que me salen por debajo de la piel, con pinzas me los quito. Esta es otra cosa del verano que odio: la depilación. Porque noto que, si no me depilo, me miran mal. Y si hay algo que odio es que me miren mal. Como lo oyes. Así somos. Cómo no nos vamos a depilar. Y luego te sientas en la sillas de plástico de los chiringuitos, y se te queda pegado el trasero, y se te quedan pegados los restos de la cera rosa antialérgica que usas, y al final te cargas la ropa.

Totó encuentra una camisa en la basura. Se la prueba. Hace un pase de modelos. Se la pone de camisa, de capucha, de faldita, de calcetín… Palomo la mira y se ríe.

14 Turismo. La Gioconda.

Pero la verdad, no sé para qué salimos en verano. Está lleno todo de domingueros, mochuflas, chichipanes… todo atestado de gentuza… en la playa, se te pegan y te tienes que ir a un museo y aún así no puedes ver nada… ay, los museos que yo conozco, no es por ofender pero no creo que tú hayas visto la Gioconda, Úrsula, que tú no sales de tu jardín. Yo la vi entre las cabezas de la gente, lo reconozco, pero allí la vi, con su enigmática sonrisa, allí estaba, ella, la grande, la mujer que más preguntas suscita, y la miré extasiada…

15 Síndrome de Stendhal, caídas.

Todos los personajes se quedan en foto fija y Alejandra y Úrsula se descomponen en silencio, sufriendo el Síndrome de Stendhal: mareo, baja presión arterial, etc. Al poco, se caen todos, se recomponen y se sientan como si tal cosa, y Palomo y Totó siguen: Palomo mirando, Totó rebuscando en la basura saca un abrigo morado.

Totó mima la Gioconda.

16. Sueño

Úrsula, otra vez me noto mal, y tú estás muy pálida… te sienta mal el verano a ti también. Es que claro, sin dormir cómo vamos a estar. Si te echas en la cama y es que no corre ni una gota de aire. Te levantas el pijama, te lo quitas, pero da igual. Y te sudas toda, qué asco, no lo soporto… Y la ducha es un gusto, pero te dura un respiro… Vuelta para aquí, vuelta para allá, te rebozas en la sábana y peor aún. Parece que el aire se ha hecho pesado y tú estas debajo de todo, intentando sobrevivir… incluso te digo que, a veces, me he tenido que ir al suelo a dormir con mi almohada. No te lo podrás creer, pero sí.

Totó se arrebuja en el abrigo morado, adopta posición fetal y se dispone a dormir. Palomo se enciende un cigarro y la mira, y bebe, y bebe… cada vez está más borracho y se tambalea.

Toto se refresca con su pistola de agua, intenta mojar a Palomo pero no le funciona. Palomo se enfada.

17 Turismo.

No, si ya te digo yo que lo mejor es irse. Te vas, te vas, donde sea. A mí no me van los entornos naturales, esos que dicen los biólogos que les privan, a mí me va la civilización y el arte. A ti me imagino que te da igual, bueno, preferirás la Naturaleza, tal como eres. Yo no.

Levanta la mano y amenaza a Totó, que se vuelve a quedar dormida. Ha encontrado su piruleta de corazón, y se queda dormida con ella en la boca.

18. Moscas

No hay cosa que me fastidie más, en verano, que las moscas. En cuanto dejas algo de comida en la encimera, o te tumbas a tomar el sol, zas, ya está la mosca de rigor que parece que te estaba esperando para empezar a explorar tu brazo, tu mano, tu mejilla, tus pies, y descubres que tienes un cuerpo enorme y la mano no te da para tanta rascada.

Totó dormida se remueve mucho, parece que le pican pulgas o moscas. Palomo persigue y mata moscas, y, con la mano, las aparta de Totó.

19. Toples

Ay, a mí la Naturaleza para los documentales. Bueno, a ver. Que ir he ido a playas nudistas. Tú no habrás ido porque no tienes edad, en tus tiempos no se vivía… para mí el toples es nada. Pero cómo molesta que te miran, porque te miran. Y al final acabas tapándote. Y yéndote al museo, que es lo tuyo…

Totó se destapa, y Palomo la tapa con ternura.

20. Turismo.

Y al final qué. Que lo único que tienes en verano es poder ver La Creación, de Miguel Ángel, el Pensador, el David…

Totó y Palomo van mimando cada uno de los cuadros artísticos que se mencionan, y, después de cada uno, se congela la escena.

21

Pero ¿y el Coliseo de Roma? ¿Y la Basílica de San Pedro? Versalles… Aya Sofía…

(Ambas, Alejandra y Úrsula, entran en un estado de abandono. Ambas caen al suelo, como muertas. A Úrsula se le cae la bolsa de manzanas y éstas ruedan por el escenario).

Totó se despereza y Palomo se enciende un cigarrillo. Vuelven a rebuscar entre sus pertenencias, no encuentran nada.

Palomo se tira al suelo y coge una manzana. Ambos, Palomo y Totó quedan extasiadas en contemplación de la manzana.)

22

TOTO

Manzana, manzanita, manzanera

Muerdo tu carne jugosa

y me va en ello

¡la vida entera!

Manzana que haces ¡crack! a la presión

de lo que queda de mi dentadura,

explosión de sabor,

rayo de luz

en mi vida, tan dura.

Manzana entera, redonda como el sol

de aroma fresco y suave,

¡oh, tú, manzana, amor…!

¡oh maravilla del mundo, mi manzana!

¡ven, que te mueras en mí, comiendote

toda entera!

(Y se come con ansia la manzana. Totó come otra manzana).

23

Úrsula se acerca a Palomo y Totó, les pasa el brazo por la cintura y dice, mirando al público, sus únicas palabras en toda la obra. Alejandra sigue desmayada.

ÚRSULA:

Nosotros somos aquellos

que, por no tener, tenemos

calle sólo.

Somos todo menos bellos.

Por no tener, sí tenemos

pena y dolo.

Por no tener, ni palabra

de dolor enmudecido

y acallado,

¿habrá por fin alguien que abra

el arca de maravilla

y dé un bocado?

Estamos entre vosotros

Estamos en esta España

que nos cuesta…

Nosotros somos los otros

y ésta ha sido la ventana

que nos muestra.

La exclusión social es un problema cada vez más acuciante en nuestra sociedad, que está, también, cada vez más dividida entre los que tienen oportunidades y apoyo familiar y social y los que no lo tienen.

OBJETOS NECESARIOS

Lápiz negro, para pintar mellas.

Cartones, todo el suelo del escenario lleno de cartones.

Bolsa de arpillera, voluminosa (puede estar llena de papeles de periódico arrugados).

Piruleta en forma de corazón.

Bolsa grande de manzanas.

Piedra para el zapato.

Cartel.

Varias monedas.

Colillas a medio fumar en los maceteros.

Mechero.

Un mendrugo de pan.

Pan

Chorizo

Un cuchillo

Una muñeca

Cartulinas en las que hay noticias sobre la exclusión social (en la parte interior de los cristales de la puerta de la RESAD).

 

La población en riesgo de pobreza o exclusión social regresa a su nivel más bajo de los últimos ocho años

España regresa a los niveles de riesgo de pobreza o exclusión social que marcaba hace ocho años. El 26,1% de población del país se encontraba en esa situación en 2018, con lo que se recupera parte del terreno perdido durante los años de la crisis económica, según la Encuesta de Condiciones de Vida publicada este jueves por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Por edades, el informe -elaborado con los ingresos de individuos y hogares durante 2017, último año con datos disponibles- revela que, por primera vez desde que hay datos, el porcentaje de jóvenes que se encuentra en esta situación se situó por debajo el 30%, su nivel más bajo. Mientras, los mayores de 65 años incluidos en ese criterio sigue aumentando por cuarto año consecutivo y ya es del 17,6%.

La tasa de riesgo de pobreza o exclusión social AROPE (por sus siglas en inglés, At Risk Of Poverty or social Exclusion) se creó en 2010 para medir la pobreza relativa en Europa ampliando el concepto de la tasa de riesgo de pobreza, que solo contempla los ingresos.

Así, se entiende que una persona se encuentra en esta situación cuando está en uno de estos tres casos: riesgo de pobreza -tienen unos ingresos inferiores al 60% de la mediana-, carencia material -no puede afrontar determinados gastos o acceder a algunos productos o servicios- o con baja intensidad en el empleo -trabaja menos de un 20% de su potencial-.

De forma complementaria a la tasa AROPE se construye un indicador de intersección entre las poblaciones que se encuentran en cada una de las tres situaciones. Así, en 2018 (y con datos de renta de 2017), un 1,4% de la población -en total 657.000 personas- estaba a la vez en situación de riesgo de pobreza, con carencia material severa y con baja intensidad en el empleo.

La estadística recoge que a mayor formación, menor riesgo de pobreza. El 33,8% de la población que ha alcanzado un nivel educativo equivalente a educación secundaria de primera etapa y el 33,7% que ha llegado a la educación primaria estaban en esa situación, mientras que cuando el grado alcanzado es el de educación superior, dicha tasa se reduce hasta el 12,6%.

Por tipo de hogar, la mitad de quienes viven en hogares formados por un adulto con hijos dependientes están en riesgo de pobreza o exclusión social, un problema mucho menos presente en los hogares sin niños dependientes, donde afecta al 22% del total. En esta línea, el 59% de los parados estaba en riesgo de pobreza o exclusión social, frente al 15,1% de los jubilados.

La pobreza también discrimina según nacionalidades entre los residentes en España, de modo que el porcentaje de personas por debajo del umbral de riesgo de pobreza o exclusión social es del 23,1% para los españoles, del 47,7% para los extranjeros de la Unión Europea y del 56% para quienes no son de la UE.

La tasa AROPE se compone de tres criterios. Uno de ellos es el de la población en riesgo de pobreza, que no mide la pobreza absoluta, sino cuántas personas tienen ingresos bajos en relación al conjunto de la población.

Esa tasa revela que el 21,5% de los habitantes de España se encuentran en esta situación, un nivel similar al del año anterior (cuando fue del 21,6%). Entre los menores de 16 años la tasa sube al 26,2% del total (casi dos puntos menos que en 2017).

En 2018 el umbral de riesgo de pobreza para los hogares de una persona (calculado con los datos de ingresos de 2017) se situó en 8.871 euros, un 4,1% más que el estimado en el año anterior. En hogares compuestos por dos adultos y dos menores de 14 años, dicho umbral fue de 18.629 euros.

Según el INE, el 36% de los hogares españoles no tiene capacidad para afrontar gastos imprevistos y el 34,2% no puede permitirse ir de vacaciones ni una semana al año. Pese a ser unas tasas elevadas, ambas son las más bajas desde que hay datos. Además, el 10,4% de los hogares llega a fin de mes con «mucha dificultad».

Otro de los datos que arroja la Encuesta de Condiciones de Vida es que el 7,3% del total de hogares se retrasa en pagos tan básicos como la hipoteca, el alquiler, el gas, la electricidad o la comunidad. Y que el 9,1% no puede permitirse mantener la vivienda con una temperatura adecuada, una cifra que supera en 1,1 puntos a la de un año antes.

El INE revela que el 5,5% de los hogares no puede permitirse tener un ordenador personal, el 5,1% no puede afrontar el gasto que supone un coche y que el 3,6% no puede permitirse una comida de carne, pollo o pescado al menos cada dos días.

 

 

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