
Estoy yendo a la Academia Árabe en Madrid, y allí me enseña árabe Abd, un excelente profesor, que es Sirio y lo habla y lo escribe como yo el español. Tiene muchos años de experiencia, y sabe cómo motivarnos para que demos lo mejor de nosotros. Nos cuesta, pero ahí vamos, y no cejamos en el empeño… Las clases no se adornan con teorizaciones y no nos vamos por las ramas, el método es excelente, hacemos ejercicios y vamos entendiendo. En poco más de dos meses estamos todos los de la clase leyendo y escribiendo árabe, con nuestra letrita temblorosa y con errores aún. A mí todavía me sale fatal la Min. Despacito, pero ahí vamos. Y voy a contar en esta entrada los pasos que hemos ido dando.
1. Hemos aprendido de memoria, para empezar, unas cincuenta palabras a partir de los audios.
En ningún momento hemos visto escritas las palabras. Ésta es una forma de aprendizaje por inmersión en una lengua (igual que he aprendido el catalán, que ya lo entiendo del todo aunque no lo hable). Así nos hemos habituado a ese nuevo sistema de sonidos al que nos estamos aproximando, y hemos creado un referente para todo lo que ha venido después. Palabras de todas las áreas, con todas las características fonéticas y que se escriben con todas las formas posibles.
A partir de fotos y audios, repetir. No se aconseja la transcripción, desde el primer momento nos la han desaconsejado. Las palabras que hemos estudiado han sido: de personas, familia, niño, policía, muchacho, muchacha, maestro, médico, enfermera. De comidas, de objetos de la clase, de cosas de la vida pública, de cosasde la casa, de elementos naturales… Repetir y repetir, entrar en ese nuevo mundo que es un idioma no indoeuropeo.
2. Aprendizaje de las letras árabes. ESTO HA SIDO EL NÚCLEO, y se ha realizado sobre la base (abstrayendo) a partir de las palabras aprendidas. Para cada letra, teníamos referentes en las palabras. Hemos empezado a ver las palabras aprendidas escritas, con lo que hemos contrastado lo que habíamos aprendido oralmente de las palabras. Las palabras nos han servido para ejemplificar todas las particularidades, las vocales cortas, las largas, el sucum, el shadda… En este apartado han entrado, también, los artículos indeterminado (tanuin) y determinado (hemos visto letras solares y lunares). Todo ello desde una perspectiva totalmente práctica, y haciendo ejercicios, con audios, a la vez.
3. Aprendizaje de estructuras morfológicas y sintácticas básicas, que vamos poniendo en práctica. En este bloque estamos ahora: demostrativos, pronombres interrogativos, pronombres personales, adverbios de lugar… lo que nos permite, ahora, hacer pequeñísimas frases, que pronunciamos despacio y con torpeza pero entendiendo perfectamente lo que estamos diciendo. Ya vamos haciendo frases, pequeñas pero frases… ¿Quién es? Es Marian. Ahí está la ventana, ahí la puerta. Yo soy un maestro. ¿Qué es esto? Esto es un lápiz. ¿Quién es? Es Hasan. Etcétera. No nos importa empezar de cero. Somos gente humilde. Yo, de cero y a veces tan atascada que le digo al profesor que pregunte a otro.
La experiencia de descubrir una lengua no indoeuropea, tan diferente de la nuestra, es no sólo positiva, sino también necesaria para salir de la óptica de la lengua propia, que condiciona tanto. Aquí la longitud de los sonidos juega un papel fundamental. No tenemos letra p, no sé (por ahora) dónde está la o. El sol es femenino y la luna masculina. La garganta se usa para decir una a que nunca jamás había oído. Ahora sé cómo hacer «oscura» una consonante. Tú tiene dos géneros, masculino y femenino. Higo y tierra son dos palabras que se parecen mucho. En general, me imagino lo próxima que estará esta lengua al antiguo egipcio, y me emociona aproximarme así, me imagino yo, a las raíces mismas de la humanidad.
Por otra parte, con frecuencia ésta es una de las lenguas de las personas que vienen de África. Yo creo que, a estas personas que han arriesgado tanto para venir, hay que intentar devolverles a sí mismos, y mi objetivo, al estudiar árabe, es múltiple:
- Aproximar mínimamente las bases de esta lengua a nuestro mundo, una lengua cuya escritura es patrimonio inmaterial de la humanidad y que hablan, con variantes, tantas personas. Una lengua que viene con quienes vienen a España, que nos traen y que podemos aportarles en su bellísima forma escrita a los que no la tengan.
- Prepararme el camino por si quiero estudiar, cuando termine este grado el curso que viene, Estudios de Asia y Africa, donde la lengua árabe es obligatoria.
- Movilizar la pura memoria. Porque la memoria es muy importante en este aprendizaje, y es una facultad que, en esta cualidad tan pura, no ejerce en casi ningún área, porque en todas entra en juego el significado. Este aprendizaje es totalmente nuevo para mí.
- Homenaje a la gente de Gaza. Puede parecer algo extraño, pero siento que, cuando aprendo árabe, estoy poniéndome al lado de la gente de Gaza.
- Por lo que pueda pasar. Siempre he estudiado «por lo que pueda pasar», y la vida me ha enseñado que no hay estudio inútil. Por tanto, a lo mejor estos aprendizajes me sirven en el futuro.
- Comparar con el inglés. Me resulta interesantísimo, ahora que tengo que estar también con el inglés, comparar lo que aportan de cultura ambas lenguas. Resaltan las peculiaridades de la lengua inglesa en comparación con el árabe. Resaltan, por ejemplo, el amor del inglés por lo cuantitativo, el caos y dificultad extrema de su fonética, su extraordinario sentido práctico, su forma de huir del tiempo mientras el árabe es un recrearse en el tiempo, la vergüenza de mostrar la individualidad que manifiesta el inglés frente a la naturalidad con que la muestra el árabe. No hay «mejores» ni «peores» en cultura, pero hay unas zonas ciegas enormes que la interculturalidd desvela.
Cuando termine de estudiar Arte Sonoro, momento en el que sabré manejar archivos de sonido mucho mejor, abriré el Snap! y prepararé materiales para el árabe… Mientras tanto, voy avanzando, un poco como puedo (porque no le dedico mucho tiempo) pero avanzando en la Academia Árabe, donde me ponen exámenes de vez en cuando. Tengo que memorizar, me cuesta muchísimo pero voy cogiéndole el tranquillo y me merece la pena, hasta el punto de que voy a continuar. Estoy deseando tener tiempo, para organizar ese alfabeto que yo llamo, con dos palabras tan guturales como él, mágico y magistral. Un alfabeto de un idioma del que, también cuando pueda, investigaré la genealogía y a ver si es verdad mi hipótesis de que está muy unido al egipcio original… porque, al hablar este idioma, me imagino que estoy andando por las calles polvorientas que se describen en Sinuhé el Egipcio, soy una de ellos y soy una adoradora de Aton que, además, es femenino y se llama Shams… Nombre que, además, ya sé escribir.
En fin, aquí en España todos somos históricamente árabes y lo único que hago es hacer justicia a mi historia.