Carta de Greenberg en la que describe el kitsch
En el artículo de Pedro de Llano (2013) Vanguardia y kitsch en el universo del totalitarismo, se reproducen una carta de Clement Greenberg a Dwight Macdonald, fechada el 6 de febrero de 1939, en la que Greenberg le habla de su ensayo Vanguardia y kitsch. Critica un libro de Kurt London, que a la vez considera inspirador, en dos sentidos: porque no considera que los Estados sean decisivos en el condicionamiento del gusto (la masa siempre preferirá el kitsch) y porque no considera la influencia mutua entre el arte que llama «genuino» y el popular. Es a propósito de esto último cuando realiza una descripción terriblemente clara y gráfica de lo que considera que es kitsch: la versión burda de la cultura dominante de la que se nutre la cultura popular en una filtración constante de arriba abajo, y el kitsch es toda esa mierda/basura (traducción literal de la palabra crap).
Un prototipo de kitsch: los cromotipos
Considero que, lejos de ser una simple réplica o un vacío, todo el kitsch occidental es un intento de conseguir un anticipo de lo que, como si fuera un espejismo, se considera que es la felicidad; en este caso, como muy bien dice la IA de Google, como sensación futurista, de alta tecnología, de lujo. Así, los cromotipos serían un prototipo de lo kitsch.
Artículo de Pedro de Llano (2013) Vanguardia y kitsch en el universo del totalitarismo
Autores que influyen a Greenberg
Trotsky (1879-1940). Su versión de la teoría estética del materialismo histórico: el arte como gran aliado de la revolución, y su incompatibilidad con la mentira, la hipocresía y el espíritu conformista, ideas alternativas al Realismo Socialista del Partido Comunista.
Bertolt Brecht (1898-1956), y en concreto su texto Popularity and Realism, en el que se defendía la incorporación de la vanguardia al arte comprometido.
T. S. Eliot (1888-1965). De él toma el firme compromiso con la modernidad, la creencia en la objetividad del gusto (argumento con el que Greenberg se sustenta en su ensayo) y valores como la experiencia y la tradición.
Ambiente intelectual de Nueva York a finales de los años treinta
Conjunto disperso de artistas locales y exiliados, con diversos programas, lo cual sólo cambió con la inauguración del MoMA en 1929. Se seguía el Realismo Social, que era criticado duramente por no seguir las transformaciones de la modernidad europea y contra el que se instituye la AAA (American Abstract Artist), asociación de artistas abstractos, cuyo referente era Piet Mondrian. Paralelamente, entre el Partido Comunista y trostkistas se daban luchas.
Proceso de creación de Vanguardia y kitsch
(Fuente: correspondencia con Harold Lazarus.)
- Encuentro con Dwight Macdonald, del grupo Partisan Review.
- En una primera entrega, su texto fue rechazado, con la consiguiente reacción de Greenberg.
- En el segundo semestre, se le admite y seis meses después, la revista Horizon lo publica también.
Resumen del ensayo.- En las páginas 80 y 81 se realiza un resumen del ensayo.
Revisión bibliográfica al respecto.
- Cecile y David Schapio (2009) Abstract Expressionismo: The Politics of Apolitical Painting. Consideran el artículo un ataque al Realismo Socialista.
- Fred Orton y Griselda Pollock se preguntaban por la posibilidad de conciliar la ideología marxista y la experimentación formal, a lo que Greenberg contestaba que sólo el socialismo ofrece una esperanza para el arte, no sólo del futuro, sino también del presente.
- T. J. Clark (1982) Clement Greenberg´s Theory of Art Critica el enfoque de autorreferencialidad el arte modernista que sostiene Greenberg.
- Trata sobre las influencias sobre Greenberg.
- Analiza el concepto de negatividad.
– Define la negatividad estética como característica esencial de la vanguardia.
– Negatividad: autorreferencia del arte como resistencia frente a la industria audiovisual, es decir, un gesto político.
– Negatividad: intento de capturar la falta de sentidos y convertirla en forma.
– Es un rasgo de la burguesía en proceso de descomposición.
- Paul Hart (1988) The Essential Legacy of Clement Greenberg from the Era of Stalin and Hitler publicado en el Oxford Art Journal. Considera el énfasis en la autorreferencialidad como respuesta al totalitarismo; crítica interna de la vanguardia sobre sí misma.
Otros autores dudan de su compromiso con el marxismo en esta fase inicial.
- Serge Guilbaut.
- Susan Noyes Platt (2012) Clement Greenberg in the 1930s: a new perspective in his criticism. La vanguardia sólo podría salvarse si voluntariamente se recluyese en el guetto de la abstracción.
- Robert Storr (1990), la retórica revolucionaria de Greenberg suena vacía.
- Thomas Crow (1980) Modernidad y cultura de masas en las artes visuales.
- Muchos autores posmodernos pasaron por alto la influencia de la cultura popular en el arte de vanguardia. Dice: los artistas avanzados repetidamente hacen ecuaciones perturbadoras entre lo alto y lo bajo (…) en configuraciones nuevas y perssuasivas, cuestionándolas así desde dentro.
- Lo mejores resultados de la estrategia de la autorreferencia llegan cuando se usa en combinación o contraste con la cultura popular.
- Vanguardia: tensiona y hace visible la relación entre la experiencia estética del individuo concreto y específico y sus contextos históricos y sociales.
- Walter Benjamin (1936) La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica. No sería un autor contrapuesto a Greenberg, sino que mientras Greenberg sitúa el potencial revolucionario en los soportes tradicionales, Benjamin lo sitúa en los nuevos medios.
Crítica del artículo de Pedro de Llano. Texto que tiene el enorme valor documental de reproducir la carta de Greenberg en la que describe el kitsch en una palabra y que, además, realiza una revisión bibliográfica de las publicaciones relativas a Vanguardia y kitsch, si bien no aborda explícitamente su influjo en el gran campo que abre, el de la cultura de masas, cuya resonancia se produce más allá de los artículos que revisa. Comienza describiendo parcialmente las fuentes de Greenberg y su contexto y, en la última parte, relaciona su obra con el concepto de negatividad y con la de Walter Benjamin, aunque profundiza poco en esto último y no menciona los vacíos conceptuales de Greenberg relativos al poder causal de la aparición de la reproductibilidad técnica en el mundo del arte. En la página 80 se realiza esta síntesis del contenido del ensayo de Greenberg.
La cultura formal ha pertenecido siempre a los primeros y los segundos han tenido siempre que contentarse con una cultura popular rudimentaria o con el kitsch, una realidad que Greenberg constataba y que lo dirigía, finalmente, a establecer una relación enre el fascismo y el kitsch, conclusión que, a la larga, se ha revelado como la gran aportación de su artículo al conectar lo que sucedía en el arte con los acontecimientos políticos más relevantes del momento. (De Llano, 2013, pag. 80)
En nuestra humilde opinión, no sólo no está clara esta relación, dado que la evolución de la cultura demuestra que el kitsch es una realidad universal, sino que el propio Greenberg afirma lo contrario: Si el kitsch es la tendencia oficial de la cultura en Alemania, Italia y Rusia, ello no se debe a que sus respectivos gobiernos estén controlados por filisteos, sino a que el kitsch es la cultura de masas en esos países, como en todos los demás. (Greenberg, 1936, pág. 7. El subrayado es mío.)
Lo que se considera aportación fundamental de Greenberg está descrito en el último párrafo del artículo (De Llano, 2013, pag. 88), que empieza diciendo que el texto se sitúa como uno de los textos fundamentales de la crítica del arte y cultural del siglo XX, amplía las calificaciones de Greenberg al kitsch llamándolo cultura deturpada, corrupta, y más adelante forma degradada, indeseable y manipuladora de cultura. Por último, concluye afirmando la pervivencia e incluso crecimiento de ese kitsch cuya descripción acaba de ampliar, lo que deja como riquísima línea de trabajo abierta, por lo que puedo afirmar que el artículo de De Llano ha sido un auténtico descubrimiento.
El peso de las cosas, o el kitsch alimentado de ciencia e industria
Ha habido, pues, acuerdo, y en mi opinión ese acuerdo se basa en la distinción permanente entre aquellos valores que sólo se encuentran en el arte y aquellos otros que se dan en otra parte. El kitsch, merced a una técnica racionalizada que se alimenta de la ciencia y la industria, ha borrado en la práctica esa distinción. (Greensberg 1939, pág. 5)
Sólo después de haber llamado ignorante, falto de sensitividad, insensible y ladrón al sujeto del kitsch, al campesino; después de haber dicho esto y más cosas, que desarrollaré más adelante. Sólo después destapa Greenberg, como un prestidigitador, el sombrero, y deja que aparezca esta afirmación: los ignorantes son los explotados, la gran masa de pobres. Se entienden, así, dichas designaciones despectivas y el ensayo se vuelve del sujeto a lo que he llamado El peso de las cosas, y que he representado en esta interpretación digital que he hecho de Vicente Patón y Alberto Tellería (2007) Iguazú, instalación en la estación de Chamartín del metro de Madrid.
Bischofberger U (2025) El peso de las cosas (Arte digital con Paint)
Subtítulo: causas del kitsch.
Es el peso de las cosas lo que deja incluso sin Angelus al campesino. Es el peso de las cosas el que hace que se olviden el sueño y la pelota para siempre. Es el peso de las cosas. La realidad, cuyos aspectos, que llaman degradados, deturbados y corruptos son sólo la otra cara de la urgencia, del tiempo que huye no porque huya, sino porque está ocupado con los otros muchos quehaceres de la supervivencia, el tiempo que ahora la máquina hace que corra que vuela. Es esa enorme palabra, la ignorancia, la que, como una acusación de inefable peso de cuchillo raja al campesino, a mi, a ti, a todos los que cruzamos con ansia desesperada de gozar del Jardín de las Delicias cuando somos arrastrados, a todas horas, por el Carro del Heno.
Lo que origina esa cultura popular que Warhol rescata como el superman rescatador que fue (Teorías del Arte y de la Cultura) NO es el sujeto, sino el objeto que es el mundo como puro reflejo prefabricado y vacío.
Es la desustantivación de una realidad convertida en espejo psicológico o en cáscara, el kitsch alimentado de ciencia e industria el que convierte lo popular en kitsch: no tú, no yo, que soy esta figurita sin cara, esta pobre figurita de plastilina blanca rodeados de brillos que, más que enaltecernos, nos sumen en el vacío, y que confunden nuestro discurso, vendiendo al por mayor la exclusividad de una identidad perdida allá lejos, en los sumideros, y después buscada de mil formas, a saber, por las más bizarras vías, por las más violentas vías, por todas las vías. Y, por supuesto, también en el Centro Comercial, que es el corazón del kitsch.
Portada: Bischofberger U (2025) Collage sobre el kitsch (Collage digital con las utilidades de un iphone X y capturas de la web)