¡Oh, maternidad!

Pública

Bischofberger U (2024) Machismo (Arte digital. Apropiación de un dibujo que Goya hace de una mujer en el podólogo)

SUBTÍTULO: Todo el que me descalifique o descalifique a alguna de mi grupo generacional por razón de mi aspecto físico o de que no adopto actitudes pasivas, maternales o protectoras respecto a miembros más jóvenes de la sociedad; el que me exija ser como ellos (corriendo detras de ellos en lugar de siguiendo mi propio camino) o el que se meta con el cansancio y la fealdad de mi cuerpo, será tildado por mí de machista (aparte, puede que sea insultado, algo que hago con gran maestría). Así será tildado, y además obraré en consecuencia, con toda la fuerza de mi desprecio. Y advierto que tengo muchísima fuerza, como se puede comprobar en mi capacidad de trabajo y mi voluntad, que es de hierro. 

¡Oh, maternidad exclusivamente mía, como mujer!

La más genuina representante del patriarcado.
La más naturalizada.
Idea por la que se inmolan los seres humanos de por vida y, además, son aplaudidos.
La sacralizada como tal, no como «sí misma», no con su nombre, sino como «madre de».
La «relativa» por excelencia.
La criada que se arrodilla hasta que le sangran las rodillas.
La que nunca es cuestionada. La que siempre es como tiene que ser.
El gran misterio.

¡Oh, maternidad asexual!

La asexuada, pese a la certeza contraria.
La incuestionada, incuestionable, intocable.
La que, por excelencia, no es nunca «para sí».
Ella, siempre refirámonos a ella como a una «ella».
La que, después, se toma una venganza descomunal.

¡Oh, puta maternidad!

Con la que no se atreve nadie
La que, al parir, descalifica el agujero como placentero.
El complemento perfecto a la diosa. La perra. La madre.
«Lo otro» del humillante statu quo descalificador,
«Lo otro» con corona de santidad,
El, una vez más, mentiroso estándar inalcanzable.

 

 

 

 

¡Oh, maternidad animal!

Oh, tú, maternidad mamífera que obras sola.
Oh, tú, maternidad inteligente, cuya lucha individual apagas.
Maternidad cuya pelea es la mayor, con diferencia abismal.
(Y vosotros, etólogos, cobardes, callados como muertos
sin contarnos en primera plana quiénes somos nosotras).
Oh maternidad mamífera, ladrona del sentido,
Maternidad que sacas el sentido de esa guía que eres para la cría

¡Oh, maternidad del mamífero!

Tus mamas son, las dos, de un ser único.
Gestora del alimento de otro, gestora de la historia, imbatible.
Jamás silenciada, porque hablan tus hecho, no paran de hablar.
Harían falta mil patriarcados para atarte.
Maternidad mamífera como el sol.
Agujero negro al que todos los recursos están dirigidos.
Para las crías, para las crías, para las crías
Por las crías por las crías por las crías y, no lo niegues, sola.
(Maternidad compartida de las aves. Indudable superioridad de las aves en mi escalafón.)

Oh, maternidad latina del Imperio Romano

Concepto intocado por su potencia estructural, realidad primera.
La pesada madre romana.
La madre de los Cornelios, que dice no tener joyas sino hijos.
Estándar ideológico que se encalla en sí mismo.
Segunda parte del suicidio que fue la primera parte.
Lo que nadie cuestiona, lo invisible, lo innombrable aún hoy.
La que no tiene cuerpo.
La inexistente que lo está impregnando todo.

Oh maternidad cristiana

En ti se refugian ellas de Él.
Él, el que no las quiere, no tiene cuerpo en el tuyo.
En esta escena de celestes y rosados.
En ti recuerdan ellas por quién viven.
Porque sabed, hombres, que no vivimos por vosotros.
No sé si otras religiones tendrán esta figura.
Si no es así, tu figura es la que instituye, también, mi lugar:
El lugar de la mujer, primero, como objeto del deseo.
Segundo, como sujeto subsidiario, de por vida, a otro.
Ser virgen, ser pura, no ser, ser nada.

 

 

¡Maternidad patriarcal!

Te desean tanto las jóvenes…
Tanto te desean como legítimamente te rehúyen.
Porque, una vez más, es el camino girado, pasos de renuncia,
El patriarcado constituido en lo más íntimo.
La negación del ser autónomo que soy para siempre.
La naturalización de un momento (tres, cuatro años) de por vida.
Y la ocasión en la que, ootra vez más, vas a pasar una prueba
(¡A ver si aquí, por fin, me validan!)

¡Oh madre! ¡OH SEÑORA!

Maternidad que prepara, ya no eres señorita.
Antesala del lugar ocupado por brujas.
Cuando  el cuerpo no es ya más objeto de deseo.
¡Ay! La que se quejaba ¡Cómo busca objetualizarse!
Madre, antesala de señora.
La que no cuenta ya como nada.
Ni como cuerpo. Ni como mente. Ni como amiga.
La más sabia. La que más ha luchado. La más capaz en un rincón.
¡Toma! ¡Por puta! ¡Por madre! ¡Por señora! Por fea.

 

Dejar Roma. Volver a Grecia.

By August Ohm – Stiftung Ohm, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=21090328

Nota. Trabajo que hago para la asignatura «Cuerpo y género» de la UOC, que voy a enlazar en el foro para que, opcionalmente, mis compañeras tengan acceso a él.

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