Hojas dos: marrones. Serie: hojas

Pública

23/11/2025, noche

Estas son series que voy a ir haciendo. Esta se llama «desde el coche».

Muro rosa: dos. Serie: desde el coche
Pintada azul claro uno. Serie: desde el coche

23/11/2025, mediodía

¿Dónde está el debate universitario? Ahora mis compañeros son egregios miembros de la clase jurídica latinoamericana, no alumni aspiranti artisti. Y la pregunta que me hago es la misma, por lo menos en el ámbito virtual… Ahora bien; en mi caso, son tantos los recursos que la UOC me ha puesto a mano que estoy muy agradecida. De acuerdo: el Folio no es un «lugar de debate universitario».  Pero, sinceramente, ¿dónde está el debate universitario? Yo sólo veo, aquí, allá y acullá, un soliloquio: el soliloquio del silencio que, además, nadie siquiera percibe porque no es un monólogo tampoco. Es un soliloquio: el silencio se habla a sí mismo.

¿Donde está la valentía? Y ¿dónde está la valentía virtual de los sujetos? ¿Usan la misma valentía al firmar un contrato de trabajo o de compraventa? ¿Qué implica ser «alumno»? ¿Tendría que haber una «Carta Compromiso de Participación del Alumno»? ¿Cuándo naces en el siglo XXI qué piensas hacer? Yo y aquel otro, todo. Por lo que veo, tú y muchos poco o nada. O tal vez el puro sostenerte sosteniendo (las redes, los trabajos, los enjuagues o equis) te quita tanta fuerza que es por eso por lo que no te metes ni en ti.

Darles una vuelta a las ONGs. Encuentro esta frase en el correo de un amigo, una frase que cito a continuación, extracto de un correo del día 24/10/2019. (Sintácticamente, es una sola frase de 651 palabras, una acumulación de coordinaciones, yuxtaposiciones y subordinaciones.)

Adiós ONGs, tengo información de primera mano de una de vosotras y vaya, no desearía ser uno de esos cooperantes europeos que hablan en sueco, feroés, letón o lituano, se dan la mano para saludarse, incluso podrían ser mi padre xxxxx (pero él eligió la WWF y Amnistía Internacional), tienen casas de diseño en medio de alguno de esos jirones de naturaleza a los que aún no ha llegado la civilización, envían ayudas desinteresadas de más de cincuenta mil euros que finalmente van a parar a cuentas que no hace falta contrastar porque al fin y al cabo son cuentas del Sur y el Sur ya se sabe, cuando resulta ser que el destino último de tan desinteresada ayuda es paliar necesidades del todo personales del bolsillo final, cooperantes conductores de coches de enormes ruedas después del muesli con frutos secos del desayuno -muy solidarios y, como digo, desinteresados en vacaciones e incluso en sus oscuros inviernos, no sólo con los pisoteados a los que se han arrancado uno a uno los derechos que se contemplan con lágrimas validadoras desde el sofá, sino incluso también solidarios y secretos admiradores de esos otros que no son los pisoteados de verdad sino que son sólo parcialmente pisoteados, pisoteadillos por una vida licenciosa o por la edad o por haber perdido el sitio, pisoteadillos a los que se ha arrancado el derecho al trabajo que se encuentran colocados pero sin saber y que son los que parecen ser sus iguales, los iguales de los cooperantes lituanos digo por poner un ejemplo, y a los que conocen sólo por teléfono, cierta cercanía; esos otros (los terceros, los del bolsillo, los protas que no son pisoteados sino sólo sobrantes profesionalizados como buscavidas que lo toleran todo e integran absolutamente todo en su proyecto, y digo «su» porque es exclusivamente «su» proyecto y su supervivencia tan artística como la de los los figuras de Luces de Bohemia ) que se ocupan de los anteriores porque (entre nosotros) en realidad era de todo punto imposible buscarse la vida en el medio en el que habían caído y aunque daban el tipo e incluso la cara por estudios y sobre todo por extracción social e incluso eran guapos, aunque con la dentadura mal, y en realidad,  ciertamente no existía un modo de vida que no fuera precisamente eso que aprendieron cuando no aprendieron más que la filantropía porque los nuevos medios les parecían la cara más difícil de escalar del Mulhacen y su, casi, única habilidad era tomarse una taza de té, mejor que café, hablando de horóscopo, astrología confundida con astronomía, numerología no pitagórica sino de Grandes Actrices Españolas sumidas en la neurosis de la superstición obsesiva, áreas huequísimas pero que habían soportado la crítica mejor que el cristianismo de la cristiandad o el franquismo porque total el fascismo no es cosa de ayudar, ay hija, yo no veo que esto tenga que ver con la política, aunque la segunda parte de la charla fuera un repaso al círculo y cuando digo círculo me refiero al círculo, o sea, el círculo, al Ateneo de antes, o al Círculo de Bellas Artes de antes o al Círculo de Amigos del Museo del Prado de antes o al Círculo incluso de Marbella de antes, más que nada porque lleva la belleza y el mar en la propia palabra: me refiero a las élites, la oligarquía o sea la plutocracia mas de pura cepa que imaginarse pueda como nobleza la verdad que no tan noble como quisiera, porque como sabrás dentro de este grupo, cómo no iba a haber «clases» siendo los clasistas por excelencia los que inventan el escalafón,  porque me refiero, en resumen, a que creo que habría que darles una vuelta a las ONG de principios del siglo XXI para abajo, qué nacen en habitaciones muy, muy oscuras, qué casualidad, justo cuando el mundo digital empezó a apretar. Mmmm, mmm.

Ya, claro. La frase está meridianamente clara, pero mi caso no. ¿En base a qué me rechazan? ¿De verdad que no hace falta trabajo? Parece ser, pues, que igual que él, yo no hago falta. Soy una pieza sobrante. Y ahora se erigen, los cuatro técnicos de turno, en cribadores arbitrarios sin más (me ha pasado ya tres veces) como si esto fuera una empresa con ánimo de lucro, y, sin argumentos, me excluyen. Francamente, no lo entiendo y no hay derecho. Excluida de masterizaciones, excluida de voluntariados ¿En base a qué? ¿A edad? ¿A una «ficha» que yo no veo?

El Folio me está dando la vida, ahora que, una vez llegada al archivo final, se me cierran puertas como churros.  Yo era un habitante de las Hurdes, por decir un lugar que no tiene mucho, que subió al Empire State Building y se quedó más extasiada aún que los que vivían habitualmente allí: de ahí mi excitación.

Entonces voy a retomar la pintura tratando de ser mínimamente sistemática (sé mínimamente sistemática, por Dios, Úrsula). Igual que el inglés, sí, trato de aprenderlo… Pero noto unas lagunas mentales [de pronto, se me queda en blanco la mente. Blanco del todo] y no sé cuánto me durará la mente. Aún así, lo intentaré.

Esta noche haré el estudio de color de «hojas marrones», le haré bocetos, empezaré a trabajar con seriedad. Y perdón a Gemma San Cornelio Esquerdo porque mi proyecto «Serie: hojas» desmerece sus enseñanzas, el próximo será mejor. También mañana me empezaré a estudiar materiales del Taller de Pintura y Color, materiales que la UOC pone en abierto, materiales como éste:

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