«¿Por qué se ve así esto?» y «¿Qué he hecho yo ahora?»

Pública

He tenido «la suerte del principiante». 
(Haz clic y no verás nada… Pero abre el trabajo y toca a ver…)
No sé todavía lo que he hecho…
Quería cambiar de escenario y «la he liado».
Primero, he copiado, pegado, descargado imágenes, las he subido al escenario y reutilizado, cambiado colores etc. sin control. ¡Me imagino lo que será un cole con Snap!

– Mira, pofe…
– Aqui, pofe…
– No sé qué me ha pasado, pofe…

Después he querido retroceder, por lo que he empezado a borrar y borrar y no se me borraba (creo que había multiplicado varias veces). Entonces se me ha ocurrido borrar en bucle…
Después he querido pintar una cosa, no me salía y no me acordaba de que estaba borrando en bucle.
Claro, he empezado con paranoias de tipo psiquiátrico agudo, apocalípticas, catastrofistas, dionisiacas, fundamentalistas y apologéticas ya de paso. Pero como era primera hora de la mañana, no se han instaurado en mi SER descansadillo.

  • ¡No puede ser! ¡No puede ser! ¡No puede ser! ¡No puede ser!
  • Pues es.

No sé cómo se me ha podido descargar esta imagen, si estaba borrando en bucle.

Bischofberger U (2024) Imagen de luz dentro de la entrada (Captura de imágenes descargadas de Snap!)

¿Cómo nombrar esta imagen sin profanarla? ¿A qué hace referencia? ¿Qué llevamos impreso en los genes que nos hace sentir lo que sentimos cuando miramos depende qué? No se sabe. La dejo aquí dentro de la entrada porque creo que hay que verla como entrando en una habitación, nunca de paso. Y así la llamo. Y me evoca: captura de luz, luz… No sé… Tal vez revive en mi ese ser neanderthal del que provengo en parte, que se acaba de despertar dentro de la cueva y está comprobando que es de día
SIN NINGUNA DUDA esta imagen de imágenes es la que me gusta, y no la de portada de esta entrada.

————————————

El proceso,  imprevisible y estresante si no fuera porque he decidido que le voy a dedicar a Snap! el cerebro de mis dos primeras horas de día, según me despierto. Sin perderme, sin obcecarme, sin furibundeces. Porque Snap! y un cerebro cansado no se llevan bien, sobre todo si el cerebro cansado es hedonista y quiere pasárselo en grande con el menor esfuerzo posible. Así que casi podría decirse que hoy he cumplido lo que me he propuesto [que es lo que, en el fondo, busca uno en su vivienda de treinta y poco metros con el pelo alborotado viviendo en anomia con la cocina revuelta y la nevera semivacía decorada con medio limón reseco]; al menos, cumple contigo.

Me gusta hacerme ilusiones, pero cuando no sé qué fundamento tienen, en el fondo, me inquietan.
He estado un buen rato mirando esta aguja que giraba, y no sabía por qué. En plan, estoy en el hospital y me quedan unos pocos minutos de vida. Pero después resultó que yo misma le había mandado que girara y que se borrara.

He querido comprobar en Paint que las ilusiones son OPTICAS, y no del código. Porque estoy muy agradecida a Paint, que me ayuda muchísimo. Conclusión: he cortipegado la ilusión y sólo con cambiarle el tamaño se me modificaba… No entiendo estos fenómenos perceptivos, y hoy no me siento ni artista ni psicóloga, hoy soy una nada entre dos todos (el mundo real y el virtual). [Me gusta más esta autodescripción que la de Sartre, «una angustia entre dos nadas» era como ahogarse, la verdad. Y yo me compré tu libro verde tan gordo y me lo paseaba a los diecisiete años y venga a intentar entenderlo, y venga, y venga…Ese código tuyo del en sí y el para sí ]

No sé por qué esta entrada me recuerda a ti, libro verde de El ser y la nada. El mío era más verde. Tal vez por el vacío que me deja. Porque leerte, libro, era como masticar un chicle sin sabor, que ya se ha puesto duro. Y, encima, con sentimiento de impotencia, porque rizabas el rizo en bucle hasta que ya nada, ni la nada ni el ser tenían sentido. Bueno, o sólo ese dualismo primigenio que yo por lo menos no resuelvo más que con la certeza de que lo que sabemos es menos aún que la punta del iceberg, por lo que SÍ me hago ilusiones, pero no de las ópticas ni de las sobrenaturales (¡qué pretencioso lo sobrenatural, ponerse POR ENCIMA de la que está por encima de todo!) y menos de las para normales (para anormales). Ilusiones ilusiones de caminos insospechados y llenos de sorpresas maravillosas para nosotros los humanos.

Ilusión, también, de Juan Ramón Jiménez cuando la perdió:
Ilusión que, hecha alas/traes presa de todo/lo divino y lo humano/¿Por qué de mi te fuiste?
¿Por qué me dejas preso, entre el fango y el lodo?/ Como un náufrago, preso;/ como un mendigo, triste.

 

Deja una respuesta