Iconoclasia de un duro tachado de rojo

Pública

Hace un tiempo, en https://www.counterfire.org/ se esperaba de la creciente campaña para eliminar la iconografía racista el posible acercamiento a un «currículo progresista y descolonizado para las generaciones futuras,» esperanza que parece que, finalmente, no ha tomado cuerpo.

En el documento llamado La revolución de las estatuas, de Esther Planas.  se habla de cómo las estatuas operan como ostentación simbólica del poder, y de cómo siempre, en todo tiempo y espacio, se ha hecho violencia a estas representaciones (ataques al rostro en los llamados defacing, donde se eliminan ojos, nariz y boca, o bien se imponen signos como el de la cruz de los primeros cristianos; pintadas; destrucciones parciales o totales, mutilaciones…).  Después de señalar algunos momentos históricos clave, como el protagonizado por Courbet y La Commune en la estatua de Napoleón, se mencionan:

  • Hitos recientes de rechazo a las estatuas de colonizadores y esclavistas.
    • El derribo de la estatua de Edward Colston, traficante de esclavos, tras la muerte de George Floyd. Actualmente, se encuentra en el museo de Bristol enmarcada en la historia de las protestas.
    • La retirada de la estatua de Antonio López López, Marqués de Comillas, de Barcelona en 2018.
    • La retirada del «negro de Banyoles», de su cuerpo disecado y expuesto en el museo de Banyoles hasta el año 2000, cuando fue, finalmente, enterrado.
  • Algunas obras de arte representativas (ver documento).

La historia de las estatuas es la Historia erigida de las ideas, de sus promotores y detractores,  y  en algunos de sus últimos capítulos, es la historia del  tráfico de esclavos, que fue el origen de muchas de las fortunas de occidente.  Esas estatuas no celebran a un personaje puntual en un momento determinado: son todo un canto al statu quo vigente. Son una validación de algo mucho más duro e inamovible que los personajes a los que se refieren: son el homenaje a las grandes fortunas, a los grupos de presión y a los que tienen el verdadero bastón de mando en nuestra sociedad. Por eso no acaban de desaparecer. La estatua de Edward Colston permanece, con su nombre, en un museo; el negro de Banyoles ha desaparecido, y el Museo de Antropología de Madrid tiene un enfoque renovado, pero permanecen las cabezas reducidas de los «primitivos». La columna Vendôme, restaurada, es un cántico más a la guerra, de entre los muchísimos cánticos a la guerra de la cultura occidental, empezando en la Ilíada y terminando en la jocosa estupidez de Marinetti…

En el panorama del siglo XXI aparecen las cárceles rodeadas de caimanes como chiste, la privación de derechos como avance y la defensa de fronteras como la tarea que requiere mayores inversiones. Nubes de tormenta se van cerniendo sobre Europa. Nubes que parece que anuncian que va a ser campo de batalla otra vez y que la naturaleza le está dando la espalda de una vez por todas… Entonces sus élites se escaparán de estas antiguas tierras europeas, tierras que fueron esperanza y serán pasto de desgracia. Las periferias serán lugares mucho más amables que el centro. ¡Qué has hecho, Europa! ¡Todavía  estás alzando estatuas derribadas de antiguos esclavistas!! Y esas proclamas de derechos mientras pasan cosas horrendas ¿qué son, sino más de lo mismo de siempre? ¿Te dejarás conmover por una naturaleza que agoniza, tú, que has presenciado, con el corazón frío, las agonías del aliento, las agonías humanas?
En mi humilde opinión, habría que destruir sin compasión todo homenaje de la «cultura» a la maldad, a la crueldad, a la guerra. La belleza no requiere compasión: la belleza no siente por sí misma. Sólo las personas sienten. La belleza puede ser cruel si la dejamos, pero ella jamás debería estar al mando porque cuando es cruel deja de serlo.

Algunos momentos.

Momento en que cayó la Columna Vendôme: estatua de Napoleón I

…Todos los esfuerzos hechos para impedir el derribo, para distraer a los obreros habían sido vanos. A las dos de la tarde una muchedumbre inmensa llenaba todas las calles que desembocaban en la plaza Vendome, muchedumbre un poco inquieta por el resultado de la operación. Los reaccionarios pronosticaban todo género de catástrofes.(…) Glais-Bizoin vino a felicitar a Ferré, que acababa de reemplazar a Cournet en el cargo de prefecto de policía, y le declaró que su más ardiente deseo, hacia cuarenta años, era ver derribar aquel monumento expiatorio. Las músicas tocaron la Marsellesa. (…) La cabeza de Bonaparte rodó por el suelo, y su brazo parricida quedó separado del tronco. Una inmensa aclamación, como de un pueblo libertado, salió de millares de pechos. Saludada de clamores entusiastas, la bandera roja ondeó sobre el pedestal purificado, que aquel día fue convertido en altar del género humano.

El Socialista, número 141 de 16 de noviembre de 1888.
Citado por Eduardo Montagut Contreras.

José Antonio Piqueras, reseña en la web de su libro Negreros.

La historia de la esclavitud es una historia de violencia y beneficios, de supervivencia y desigualdad; es también la historia de la formación del capitalismo y de sus élites económicas, políticas y aristocráticas. Contra el tópico muy extendido que atenúa la participación de españoles en la trata negrera, su intervención decisiva puede constatarse en casi todas las épocas de sus cuatro siglos de existencia, con la connivencia de reyes y Estados, y con la sanción de la ley. ¿Quiénes fueron sus artífices, responsables de la deportación de más de dos millones de africanos, de los sufrimientos ocasionados a ellos y sus descendientes? Ocultos bajo voces menos infames que la de negrero, como la de comerciante, traficante, hacendado, etc., muchos de estos prohombres han escapado al señalamiento, como los financieros del negocio, claves en el tráfico y sostenimiento de la esclavitud entre la península y las colonias. Su legado e influencia es reconocible en la posición y la fortuna transmitida durante generaciones. Este libro enlaza este pasado oculto con nombres actuales de la alta sociedad, las finanzas, la política y la vida pública. Una historia, que solo había sido parcialmente contada, con la finalidad de dar visibilidad a un pasado español negado o minimizado, así como de ofrecer respuestas y de pensar preguntas sobre el origen de la sociedad presente. (Reseña de la obra en la web.)

Intervención virtual de la estatua de Colón en Madrid

«Eh, amigos…, parece decir Colón,
Mirad lo que hay por allí!! Un Nuevo Mundo! Oportunidad en los negocios!!!
Vamos, animaos a saquearlo todo a base de bien!! ¡Ése es el camino! ¡Hala! ¡Todos para allá!»

Estatua de Edward Colston, que sacaron del agua para darle lugar en un museo

Edward Colston (1636-1721) fue un comerciante inglés y miembro del Parlamento, conocido por su participación en el comercio transatlántico de esclavos. Se estima que su compañía transportó a más de 84,000 africanos esclavizados, incluyendo a 12,000 niños, de los cuales aproximadamente 19,000 murieron en el viaje. Colston amasó una fortuna a través de esta actividad, lo que le permitió convertirse en un filántropo en su ciudad natal de Bristol. IA de Google.

El cruel negrero convertido en filántropo

Eh, amigos…, parece que pensó mientras vivía,
¡Vamos a vender negros!
Luego, podemos hacer orfanatos. El caso es no parar, y labrarse un buen porvenir para que nos hagan una estatua…

A beneficio de los huerfanos/ los huerfanos los huerfanos/y de los pobres de la capital/los huerfanos, los huerfanos/y de los pobres de la capital

Los bebés arrancados del seno de sus madres,
yendo no se sabe dónde, comiendo no se sabe qué…
muertos y muertos ya en el trayecto a las colonias…
pero amarrados por gente tan caritativa
y siempre tan cristiana.

A beneficio de los huerfanos/ los huerfanos los huerfanos/y de los pobres de la capital/los huerfanos, los huerfanos/y de los pobres de la capital

Niños que enferman de estrés y de hambre
En barcos nauseabundos, llenos de ratas.
Jóvenes, ayer sanos y felices, hoy con escorbuto…

A beneficio de los huerfanos/ los huerfanos los huerfanos/y de los pobres de la capital/los huerfanos, los huerfanos/y de los pobres de la capital

Hay algún descendiente muy rico de este egregio señor
Que es recordado, tal vez, por un huérfano,
Porque de los otros, muertos, negros, no se acuerda nadie.
Al fin y al cabo, murieron…

Propuesta del «museo de los horrores» para estas estatuas

Somos los descendientes de Europa. Ese es un «honor» más que dudoso para todos. Ya se conocen los nombres y apellidos de las fortunas que se construyeron con el esclavismo.
https://www.nuevatribuna.es/articulo/historia/desconocida-historia-esclavitud-espana/20181001184946156098.html

Organización internacional iconoclasta anticolonial: aquí enviaremos la referencia de cualquier documento que creamos que debe ser derribado.

Dibujo de Goya, «No sabe lo que está haciendo», comentado por Darío Gamboni

…y, como siempre, Goya retratando la dolorosa ambigüedad, Goya como pregunta, Goya en la encrucijada de todos los caminos, sin dejar escapar ninguna de las vertientes de las cosas.

Una mirada más profunda se expresa en un dibujo de Goya. El hombre que sostiene una piqueta y señala el busto que acaba de romper está precariamente en equilibrio sobre una escalera con los ojos cerrados. La inscripción deja claro el significado de esta pose: “No sabe lo que está haciendo”. El dibujo alude quizás a la violencia antiparlamentaria que tuvo lugar en Madrid al regreso de Fernando VII de Francia en 1814, y Goya puede dar a entender que quienes participaron en estos hechos actuaron a ciegas y no entendieron que se estaban lastimando. Pero su uso de la iconoclasia como metáfora política es contundente, y en su complejidad y efectividad visual, el dibujo va más allá de la ocasión de su creación y plantea algunas de las preguntas centrales de nuestra exposición: ¿el arma del iconoclasta rebota y lo hace caer al suelo como su víctima? Darío Gamboni.

Libro del catedrático de Historia de la Universidad Jaume I José Antonio Piqueras


Y en mi propio contexto personal…

¡Cómo olvidar estas imágenes! ¡Cómo no posicionarme frente a ellas! Algunas, sólo mías. Otras, de todos y, a la vez, intensamente mías. Tantas imágenes resbalan en el primer cuarto del siglo XXI, pero algunas conservan aquel poder de despertar pasiones porque su significante es un mundo entero, un mundo absolutamente «mío para todos». 

Este era el Rojo del que fue viuda mi abuela, el Rojo que hacía que mi madre fuera hija de un rojo. El rojo tan peligroso que fue fusilado. El rojo que fue tachado, tachado no con picos ni con lápices, tachado de todas las historias, negado para siempre. Mi abuelo es una cicatriz en mi vida, pero una cicatriz que se abre con el tiempo y con los nuevos horrores. Seguramente, si él hubiera vivido, yo ni siquiera hubiera nacido, pero me duele muchísimo el dolor de su ausencia en las vidas de mi madre y de mi abuela. Cuánto sufrimiento.

Su imagen también habla, era muy joven.  Y la restituyo aquí, junto con la otra, la del duro tachado a la que llamo «iconoclasia de un duro tachado de rojo».
Era el padre de mi madre, y fue encontrado muerto en Córdoba el veinte de agosto de mil novecientos treinta y seis, y mi madre y mi abuela tachadas para siempre de rojas. Mi abuela consiguió trabajar, pero dijo que no podía firmar los principios del Movimiento y el funcionario la disculpó. Siempre hay gente buena…

Deja una respuesta