¡Qué difícil, estudiar!-Más difícil es vivir, y vives

Pública

De todas las cosas un poco desagradables que he ido recibiendo estos años, en mi trayectoria formativa, la más fuerte ha sido ésta: fumo periit qui fumum vendidit. Se me presentó bajo mi nombre, bajo el logo de Linkedin. Yo no sabía que podía solicitar su retirada, y ahora que he encontrado un artículo que explica esta frase, contesto al señor que me la envió.

Significado de la expresión

En este artículo se aclara esta expresión de este modo: 

«Contar noticias infundadas e inconsistentes de manera que parezcan originales y convincentes; mostrarse diferente a lo que realmente se es, especialmente gracias a la propia elocuencia»,  «Contar bobadas, presumir de un crédito que no se tiene».Se sigue utilizando la expresión «vender humo» en italiano y en alemán para designar no solo a un fanfarrón inventado, sino también a todos aquellos cuyo discurso es atractivo pero vacío (cf. en italiano Mucho humo y poco asado, que también se encuentra en muchos dialectos, sobre todo del norte de Italia…).

Por qué yo no vendo humo

El propio artículo sobre vender humo es una especie de venta de humo, porque después de hacer una investigación rigurosa, citando y consultando muchas fuentes, concluye algo que es muy similar a esta explicación, que aparece prácticamente al principio. Voy a argumentar por qué yo no vendo humo.

  1. Primero, no cobro y es muy dudoso que saque alguna rentabilidad ni siquiera de estos estudios.
  2. Segundo, no presumo de ningún crédito, no soy responsable del posicionamiento que alcanza este blog y ni siquiera me he parado a tratar de entender WordPress. Me limito a intentar cursar las asignaturas correspondientes.
  3. Respecto a los temas que abordo, he ido probando lo que podía y no podía hacer, y lo único que no puedo hacer es:
    1. Criticar a la propia UOC, bajo cuyo nombre me alojo.
    2. Mostrarme agresiva con personas o entidades próximas. Esto no se me ha dicho explícitamente, pero este semestre lo he probado y es así.
  4. Cosas que sí que puedo hacer:
    1. Publicar resúmenes de apuntes o ideas relacionadas con ellos, así como con los estudios que curso.
    2. Autodevaluarme y autoensalzarme, esto lo hago constantemente y puede incomodar, pero no molesta a nadie.
    3. Mostrarme crítica con personas o entidades remotas. Incluso le he escrito una carta a Elon Musk.
    4. Comentar cualquier tipo de tema difícil o escabroso.
    5. Presentar trabajos;  presento tanto trabajos muy trabajados, valga la redundancia, como trabajos de cinco minutos, la UOC no me criba en ese sentido.
    6. Y un largo etcétera, que se traduce en «lo que quiera». En el Folio soy libre. ¡Eso me encanta!
  5. ¿Mis cosas son infundadas e inconsistentes? Imposible. Están fundadas en una persona, que soy yo. No están avaladas por una amplia búsqueda bibliográfica y no tienen más valor que el que tenga mi propia persona, eso es verdad. Pero «infundios» no son (creo que infundio viene, también, de «infundar»). Porque yo hablo con el corazón en la mano.

Cuál ha sido mi decisión

La decisión de una persona de abrirse en canal en el espacio público virtual. ¿Existe esa oportunidad? Se aprovecha. ¿Con quién voy a jugar, si sólo me tengo a mí?  Sentido: puede ser útil. Por qué no. De lo que no cabe duda es de que estoy siendo honrada, desplegándome tal cuál. Este despliegue no puede ser calificado como infundio.

Por qué la falta de vergüenza

Aquí, la falta de vergüenza de hacerlo sin manifestar ningun área de excelencia (es decir, sin merecerlo).  Porque estoy convencida (vamos, estoy segura) de varias cosas:

    • De que ha tocado a su fin la separación de géneros literarios,  de lo científico y lo no científico y, en general, todos los diques que separaban todos los textos se tambalean. Por tanto, lo que escribo no será tan malo.
    • De que aportar en formato software, en los tiempos que corren, siempre será útil.
    • De que el futuro está en las ideas progresistas, que son las de esta universidad; y ésta mi forma de apoyarlas.
    • De que cualquier visión, incluida la mía, puede ser de utilidad cuando la confusión reinante es tan, tan grande.

Por otro lado, que el «hola mundo» tan famoso no es un «hola mundo», sino un «hola, tú, compañero, y tú, amiga que me estáis mirando». O sea, no me creo yo que tenga algún alcance en particular quien se dirige al mundo si el mundo está en otras cosas. De modo que tanta reticencia ¿por qué?

Una «bobada» puede ser relevante

Respecto a las bobadas, tal como he dicho no me acuerdo dónde, ahora que se está reinterpretando todo, tal vez una bobada sea relevante, y lo relevante pase a considerarse bobada. «Vacía» nunca he sido; podría haber aprendido mucho más si hubiera dedicado mi vida al estudio, pero entonces sabría mucho menos de la vida.

Y aquí una serie de adjetivos atribuibles a mi práctica que estaría bien usar

1. Expresarse en un libro o artículo, tras una reflexión honda y sobre un tema que supone una construcción sobre los anteriores, es un tipo de actividad que no practico. Este tipo de actividad que practico es diferente: es actuar compartiendo impresiones muy ligadas a la visión subjetiva sobre aspectos de la vida que compartimos todos. Afirmo que soy valiente en general al utilizar este recurso nuevo. 

2. Utilizar un recurso pensado para que se desenvolviera de una forma diferente a la prevista, que es lo que yo hago, es también una forma de valentía; en este caso, de valentía con respecto a la propia institución en la que estoy inserta. Valiente con las personas próximas, y lidero esta práctica respecto a mis compañeros. Puede ser que no les guste lo que hago, es muy probable y lo noto en muchos casos, pero estoy dando aire a la práctica, eso es indudable.

3. Soy muy trabajadora y constante. Durante varios años, he hecho un post casi cada día. Esto tiene un mérito y va asociado a un tipo de capacidad que, si bien no es la que el academicismo universitario aplaude, no deja de ser una especie de talento que tengo. 

4. Recibo muchos desaires: no sólo en el mundo virtual, como el de que me digan que soy humo y que moriré de humo. También en el mundo no virtual, porque hay pocas personas que se planteen seguir cuando les está gritando el mundo ¡Fuera!, Recibo muchos desaires que no son cuento, de verdad que esto es así. Pero tengo el mérito de la resiliencia, aguanto en mi sitio como una roca. 

5. Estudiar en una universidad online no es fácil. Pero yo, a la vez que «hago humo», me he sacado el Grado en Artes. Este Grado en Artes no es nada fácil: requiere plazos, autoexploración, referentes teóricos. Es exigente. Yo me he exigido como pocas personas se exigen, y he ido a curso por año, compatibilizando con circunstancias personales de extrema (realmente extrema) dificultad, tanto económicas como de salud.

6. He empezado otros estudios, estos años, que he dejado; pero eso lo he hecho siempre. Pruebo muchos estudios, y luego elijo. Ahora no sé realmente qué haré, pero tengo una fe inquebrantable en mí, y una capacidad crítica que, como ácido sulfúrico, disuelve todas las descalificaciones. Me pueden llamar incompetente, vacía, vieja, superficial, fumo periit qui fumum vendidit (que es el insultillo más rebuscado de mi vida), enferma mental, cuenta bobadas o lo que sea. Todo me resbala porque no creo que la vejez anule, no creo que la locura implique descalificación, no creo que la competencia sea prerrogativa de las élites, no creo que haya que desdeñar nada cuando lo que se cuenta es sincero y, señor del fumo periit qui fumum vendidit, tampoco se adecúan a mi persona esas palabras.

De modo que valiente, con talento, resiliente, exigente y crítica. Esto… Perdón… ¡No me parece que sea el olor del humo, la verdad! ¿No le parece? ¡Qué ganas, cuando uno se lo está pasando bien, de aguarle la fiesta! ¿Que no soy la flor y nata del sistema universitario online español? ¿Y qué? ¿Es que la universidad es para la flor y nata? No, señor. Yo aprendo un poco, hablo mucho y he creado un archivo de textos y tags que, es muy probable, me servirá un día para algo. Antes, animaba mucho en clase. ¡Muchísimo! Ahora ya no. Aparte, he aprendido un poco (no mucho tampoco) de lo que pasa en la web, en primera persona. Y bueno, no tengo NI IDEA de quién habrá detrás de esas palabras latinas, pero como segurísimo que no son de la IA (por complejas), me gustaría mucho recibir un correo en el que me dijera una palabra, que es ¡Perdón! Te perdono. De verdad. Pero no lo vuelvas a hacer…

Estaría la mar de bien.

Además, y termino. Jajaja, que no paro de hablar. La exploración que yo he hecho de mí misma gracias al compromiso sostenido con este recurso, que es una plataforma pública desde la que me expreso escribiendo, tiene un valor intrínseco; por ese motivo, que me descalifique usted o que me hable mal alguien que haya leído algo un poco… Nada de esto tiene importancia para mí. Todo ello es molesto, pero no decisivo. La virtualidad es una simultaneidad gozosa que yo valoro muchísimo porque para mí es reciente, le debo la vida al Folio y ahora le pongo una foto a esta entrada y me voy al Carrefour a comprarme una bolsa de pipas y me las voy a comer dándome un paseíto. Que conste, ya se me ha pasado del todo el enfado con Linkedin. Ahora mismito, a las 23:25 del 17 de mayo de 2025.

Nota: poco a poco iré haciendo cosas que gusten más, lo prometo. [Este semestre, he tenido cuatro asignaturas y un curso intensivo de inglés de FCE]. El compromiso con el medio ambiente es nuclear. Con el inglés, es muy difícil hacer cosas que gusten, con esa subject tan fina. Además, más bien pronto moriré (mi muerte es inminente) y me pocho mucho. Aún así, ayer hice este ensayo comparativo entre calcetines y rayas, al estilo Cambridge, que no deja de ser fuego: humeante, pero fuego. Y pacieeeeeeeeencia, que ya me centraré en el arte de fuera cuando llegue el momento, el de la gente muy buena tal como queréis vosotros, senatus populusque romanus!

Esta es una pintada de neorrabioso en mi barrio. Me encantaban sus pintadas. El texto se lo puse hace años.
Ser uno su vocación es el signo de los tiempos, no me invento nada, senatus populusque romanus. Uno, ya se sabe, no suele ser Einstein. Uno es uno. Eso ya es muchísimo.

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