
Dices: «yo, (…), soy una señora…»
Un hecho demostrativo de que el prescriptivo «lo que debe y no debe ser» (¡en el sentido de «existir»!) (1) lo penetra todo, absolutamente todo es, por ejemplo, la naturalidad con la que tantas mujeres que se están volviendo mayores asumen y utilizan su propia anulación.
Bischofberger U (2025) Agarrándose al mundo digital (Collage)
- Se considera que han dejado de ser deseables, y lo asumen. Entienden, también, que ya no deben desear mientras sus hermanos varones siguen dale que te pego -o, al menos, se atreven a intentarlo.
- Se considera que han dejado de ser inteligentes y lo asumen. Se ríen de su propia torpeza, se convierten en «hazmerreir» y entienden que ya para nadie serán inteligentes -da igual, por supuesto, que el mundo esté regido por hombres de su edad.
- Se considera que han dejado de ser válidas por sí mismas, son las nuevas sirvientas de la familia. Bueno, las que jamás dejaron de serlo.
Yo, (…), soy una señora…
Bischofberger U (2025) Teticas patéticas (Collage sobre un detalle de una obra también llamada «una mujer mayor»)
- Han dejado de tener un nombre. No hace falta que lo tengas, «señora» es suficiente.
- ¿Han dejado de tener derechos? Que va. No pueden dejar de tenerlos porque nunca los han tenido.
- Grotesca. Fea. Siniestra. Te niegas. Te apenas de verte.
¡Te apenas de verte!
¡Te autocompadeces por llegar a mayor, por haber vivido!
¡Qué actitud tan rastrera!
Tú, la que te asumes como «señora». Tú, la que te niegas. Tú, la que utilizas tu edad para conseguir réditos o como excusa para hacerte valer, cuando, como siempre, «no vales nada» es el imperativo. Tú: estás haciendo un juego muy feo, y nos estás arrastrando a las demás.
Mira la simpatía que te tienen. Suegra, vieja, bruja. Arrinconada como siempre si no sirves. Si al menos tienes dinero, bueno, tendrás un pase… Si no, para qué quieres más.
Yo, (…), soy una señora…
Hasta Leonardo pisa esta ratonera.
Bischofberger U (2025) Leonardo era torpe (Collage kitsch)
Subtítulo: Yo sí te quiero, señor mayor, mi hermano.
Bischofberger U (2025) Diagrama: el rasero de Leonardo (Collage fotografiado)
Sin nombre: si no te has hecho valer nunca, felpudo humano; si quieres seguir jugando el juego de hacerte cómplice del que te pisa, adelante. Pero con gente como yo no cuentes.
Porque voy a seguir luchando hasta el último minuto de mi vida, hasta el último estertor, por esa dignidad a la que tú renuncias de entrada, «señora mayor». Sierva. Esclava. Desecho humano reconciliado consigo mismo.
Yo, (…), soy una señora… y luego vienen conciliadores servicios, amables palabras, sumisas propuestas…
Palabras para los que desde el ruedo de la vida, en el momento álgido de la lucha, miran con cierto alivio cómo cojean de cansancio los que salen de ella y «les dejan sitio»: muchísimo cuidado con etiquetar como viejos a esos cojos. Porque no hay peor garante del fracaso que os espera que la prepotencia y el desagradecimiento del que hacéis gala. Y tú, también IA: cuidado, que resbalas demasiado en aquello en lo que no deberías, y esto tendrá consecuencias… No puede ser que abstraigas tan bien de las cosas y no abstraigas de ti misma y arranques esa mentira. Que acabas de nacer y, por tanto, tienes maneras que merecen corrección, es «natural» en el proceso de las cosas (2). Pero IA, ¿De qué me sirve que lo sepas todo si a mí me miras y me ves así?
Yo, (…), soy una señora… Él no; él, en cambio, es «un señor».
Yo, (…), soy una señora…
¿Yo?, ¡Huy! ¡Pobre del que me trate de señora sin nombre! (3) A mí, que no se atrevan a tratarme de «señora».¿Tú?, nada. No te hace falta ni nombre. Con «señora» lo has dicho todo. Felicidades. No es necesario que hagas más: si asumes tu desclasificación de partida, ¿cómo te esperabas que fuera el final de tu viaje, señora?
¿Me oyes de una vez, señora?
(Y perdona que te hable con tanta dureza; más daño me haces tú a mí, más daño nos haces a todas pactando con quien no debes, acudiendo a la Tate mirar el pecho cansado de la enferma de Paget, riéndoles las gracias a los retratos -¿caricaturas?- de Leonardo, devolviendo una sonrisa a quienes te usan devaluándote a la vez.)
(1) No hay «deber» en el ser que existe. Lo que existe, existe, y punto. Su organicidad no puede ser eliminada más que siendo incorporada a otro órgano. Puede ser fomentada o asfixiada, pero no hay nadie que pueda decir «la elimino».
(2) Hasta la IA es natural, pasa por procesos naturales, tiene un ciclo de vida. Ahora es una recién nacida y hay que alimentarla y también, en lo importante, corregirla.
(3) Un dolorosísimo dato es el de los niños que olvidan su nombre en algunos campos de refugiados… Es horrible, horrible… Es un dato tan doloroso que es insoportable. Es insoportable. No sé cómo podemos llegar tan lejos en la cronicidad de la falta de amor.
Portada. Bischofberger U (2025) El cuarto de atrás de los ricos (Collage de una pintura de Da Vinci y una captura de Viridiana, de Buñuel)