RAE. Negritud.
Del fr. negritude.
1. f. negrura.
2. f. conjunto de características sociales y culturales atribuidas a la «raza» negra.
Lo hispano es una construcción, igual que lo negro. Lo negro es una construcción, y el racismo una postura perversa que, desde las raíces del pasado colonial y de la esclavitud (una de las mayores violencias que el ser humano ha ejercido nunca sobre sí mismo), se alza para sustantivizar las diferencias de nichos que, derivadas de esos momentos de violencia inicial, aún perviven. En este ejercicio de «lecturas de la negritud», voy a comentar la representación de dos mujeres negras para argumentar, a partir del libro de Stuart Hall (2010) Sin garantías, y en concreto desde el capítulo La cuestión de la identidad cultural que he resumido aquí y desde el método de interpretación iconológica de Panofsky lo que acabo de afirmar: que la negritud es una construcción.
La interpretación iconológica tiene como finalidad descubrir la significación esencial o intrínseca. Desde el punto de vista de sus subjetividades, moviéndonos en el marco de lo que Hall llama Las viejas identidades (clase, género, nacionalidad, etnicidad y raza), ambas tienen una trayectoria personal que las ha llevado a una situación económica acomodada; ambas son mujeres, y este hecho las condiciona de forma muy distinta en ambos casos; ambas están insertas en las culturas de las que forman parte y brillan en ellas como dos profesionales extraordinarias; y ambas, se encuentran desarraigadas respecto al pasado más o menos remoto de sus ancestros, porque son descendientes de esclavos. Es en la construcción de su etnicidad a partir de este hecho en lo que existe más diferencia entre ellas.
Pero la diferencia fundamental es su tiempo. Dido es un sujeto de la ilustración y Beyoncé un sujeto posmoderno. Dido se presenta ricamente ataviada, es una persona de clase alta, su atuendo es femenino y las convenciones de su representación son acordes con las corrientes retratísticas inglesas de su tiempo. Está con quien tiene que estar, su prima y compañera, y su gesto es plenamente prosocial. Beyoncé, por el contrario, utiliza un atavío ambiguo, que la alinea con un grupo con el que tiene una relación performativa y ocasional; su atuendo se sitúa en los cruces entre diferentes problemáticas; su gesto es retador, y se asocia a otras mujeres con las que tiene esta relación ocasional. La identidad de Dido es clara y distinta. La de Beyoncé, inquietante y plagada de mezclas e intersecciones.
Dido, en la segunda mitad del siglo XVIII, es coetanea del final de la esclavitud en Inglaterra, que se produce en 1807; Beyoncé, contemporánea nuestra, presenta el espectáculo «Formation», que hace referencias directas a la situación de los negros en EEUU, con una coreografía alusiva al activismo negro de los años sesenta y a Malcolm X después de un año de tensiones raciales. Desde el punto de vista objetivo, del papel que están jugando en el contexto en el que se presentan, Dido representa nada menos que la restitución de la libertad, y colabora como secretaria en una familia muy bien posicionada; Beyoncé es una artista plenamente integrada y triunfante en el contexto del siglo XXI. La finalidad del encargo al artista David Martin, en el caso del óleo de Dido, sea probablemente hacer ostentación del lujo familiar e integrar a Dido en este entorno, y lo hace agregando detalles racializadores; por el contrario, el fotógrafo de Beyoncé está recogiendo el testimonio de un espectáculo en el que la que habla es la propia Beyoncé. Y habla retando a América, posicionándose en los lugares de contestación. Por último, sabemos por otras fuentes que Dido se identifica con la cultura nacional inglesa, representada por su tío, igual que Beyoncé con la americana. Pero en esta última se dan ambigüedades y contradicciones propias, subrayadmos una vez más, de la fragmentación del sujeto posmoderno que la está constituyendo.
De este análisis concluimos que, sosteniendo cada una de estas obras, hay una noción previa de la negritud; que la diferencia entre ambas radica en la construcción social de la negritud como identidad cultural en cada uno de esos dos momentos históricos; que esa construcción actúa en el sentido global y en los más pequeños detalles; que la negritud, por tanto, no tiene sustantividad alguna; y, por último, que la intersección de la racialización y la feminidad hacen de Dido un sujeto extremadamente pasivo y complaciente, que así se nos presenta, mientras Beyoncé es activa, asertiva, ambiciosa, contestataria y miembro activo en grado sumo en su entorno social. La negritud no existe, como no existen las convenciones asociadas al género, y el racismo que sustantiviza la negritud, o cualquier otra circunstancia, es una de las peores lacras de la humanidad.
Comparativa entre la presentación de la negritud en Dido y en Beyoncé
Beyoncé aparece en una foto
Dido en un óleo
Beyoncé aparece captada con su cuerpo entero, afirmándose totalmente a sí misma
Dido aparece convencionalmente retratada, la mitad inferior de su cuerpo no aparece
Beyoncé tiene una ropa negra que deja al descubierto la mayor parte de su cuerpo, y adornos masculinos
Dido tiene una ropa blanca, y adornos femeninos
Beyoncé tiene en la mano un micrófono que la potencia en su subjetividad, la agranda y le da voz
Dido tiene en la mano una cesta de frutas exóticas que la potencia como objeto exótico, la presenta como un ofrecimiento
Beyoncé es activa, nos habla: se expresa desde la posición identitaria negra, utiliza la simbología de uno de los grupos que luchan desde esta posición.
Dido es pasiva, objeto de simbología asociada a lo negro: las frutas exóticas, lo que sugiere ser deseado…
Beyoncé tiene una expresión retadora, limítrofe con lo agresivo
Dido tiene una expresión dulce, conciliadora.
Beyoncé aparece acompañada de otras personas que comparten su posición identitaria en la negritud.
Dido aparece acompañada de su «otro» en cuanto a negritud (de una persona blanca), de alguien que comparte desde un lugar real y no identitario
Beyoncé tiene una presencia en un medio social, es espectáculo, se expone en un escenario.
Dido despliega una presencia en la naturaleza, es retratada, es expuesta en un cuadro.
Beyoncé renuncia al color de su pelo
Dido mantiene el color de su pelo
Las dos son descendientes de personas negras y de personas blancas.
Las dos son muy notables en sus respectivos ámbitos.
Las dos están en un medio ambiente de riqueza
Las dos son hermosísimas
Las dos están muy cualificadas
Las dos son negras
La creencia en las razas como aspectos naturales de la biología humana es uno de los elementos más dañinos en la experiencia humana, tanto en la actualidad como en el pasado, American Asociation of Phisical Anthropologists
Claro que hay diversidad genética en la especie humana [algunas variaciones se ven a simple vista, como el color de la piel; otras, como la propensión a la anemia falciforme, no se ven]. Se ha producido, como en los demás animales, a causa de mutaciones al azar y por efecto de la selección natural sobre la frecuencia de las variantes genéticas en cada población, del flujo génico provocado por migraciones y cruzamientos entre individuos de diferentes poblaciones y de la deriva genética [La variabilidad genética dentro de un mismo grupo es mayor que entre grupos]. Pero no hay conjuntos homogéneos de variantes que permitan definir grandes grupos humanos a los que podamos denominar razas.
Juan Ignacio Pérez Iglesias, catedrático de Fisiología, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea.
Persona que me lees si has llegado aquí; tú, de cultura hispana, ¿crees que eres «de raza hispana»?
Hispanic identity is a construct, just like Black identity. Blackness is also a construct, and racism is a perverse stance that, stemming from the roots of colonialism and slavery (one of the greatest violence humans have ever inflicted upon themselves), emerges to substantiate the differences in niches that persist due to the initial moments of violence. In this exploration of ‘readings of Blackness,’ I will discuss the representation of two Black women to argue, drawing from Stuart Hall’s book ‘Without Guarantees’ (2010), specifically the chapter on ‘The Question of Cultural Identity’ that I’ve summarized here, and using Panofsky’s method of iconological interpretation. My assertion is that Blackness is a construction.
Iconological interpretation aims to uncover essential or intrinsic meaning. From the perspective of their subjectivities, within the framework that Hall refers to as ‘Old Identities’ (class, gender, nationality, ethnicity, and race), both women have personal trajectories that led them to comfortable economic positions. They are both women, but this fact conditions them differently in each case. They are embedded in the cultures they belong to and shine as extraordinary professionals. Yet, both are also uprooted from the more or less distant past of their ancestors because they are descendants of slaves. It is in the construction of their ethnicity based on this fact that the most significant difference lies.
However, the fundamental difference is their time. Dido belongs to the Enlightenment era, while Beyoncé represents the postmodern subject. Dido is richly attired, a high-class individual, dressed femininely, and her representation aligns with English portrait conventions of her time. She is with her cousin and companion, and her gesture is entirely prosocial. In contrast, Beyoncé wears an ambiguous attire that aligns her with a group she has a performative and occasional relationship with. Her clothing straddles different problematics, and her gesture is challenging, associated with other women in similar relationships. Dido’s identity is clear and distinct, while Beyoncé’s is unsettling and filled with intersections.
Dido, in the second half of the 18th century, is a contemporary of the end of slavery in England (which occurred in 1807). Beyoncé, our contemporary, presents the ‘Formation’ spectacle, directly referencing the situation of Black people in the US. Her choreography alludes to Black activism of the 1960s and Malcolm X after a year of racial tensions. Objectively, in the context they inhabit, Dido symbolizes nothing less than the restoration of freedom. She works as a secretary in a well-positioned family. Beyoncé, on the other hand, is a fully integrated and triumphant artist in the 21st-century context. The purpose behind David Martin’s commission for Dido’s oil painting was likely to showcase familial opulence and integrate her into that environment, adding racializing details. In contrast, the photographer capturing Beyoncé’s performance is documenting her own voice. She challenges America, positioning herself in spaces of contestation. Finally, we know from other sources that Dido identifies with English national culture, represented by her uncle, just as Beyoncé identifies with American culture. However, in Beyoncé’s case, there are ambiguities and contradictions inherent to the fragmentation of the postmodern subject.
From this analysis, we conclude that, holding each of these works, there is a preconceived notion of Blackness; that the difference between them lies in the social construction of Blackness as cultural identity in each of these two historical moments; that this construction operates both globally and in the smallest details; that Blackness, therefore, lacks any substantiality; and, finally, that the intersection of racialization and femininity renders Dido an extremely passive and compliant subject, as presented, while Beyoncé is active, assertive, ambitious, defiant, and an exceptionally engaged member of her social environment. Blackness does not exist, just as the conventions associated with gender do not exist, and the racism that substantiates Blackness, or any other circumstance, is one of humanity’s worst scourges.