La gran pregunta es: ¿tiene el gusano ensartado en el anzuelo experiencia de usuario?
Navegando por los recursos de la UOC, me doy cuenta de que no tiene nada que ver la conciencia que tengo de lo que hago con cómo puede ser que actúe en el conjunto de un engranaje colosal.
Pero bueno… esta desgracia es, a la vez, esperanza, porque desde el pasado día cinco de noviembre del dos mil veinticuatro sólo pienso en la hucha del Domund. ¿Por qué? Porque a veces una buena sacudida (como en aquella actividad de llamar a todas las puertas y darle batacazos a mi hucha, que me encantaba) ayuda. Y tanto. No pierdo la esperanza, en consecuencia, de que los cambios que nos convulsionan puedan tener el efecto paradójico de contribuir a las remociones. Sea como sea, personalmente nunca he parado de mover huchas, por diversión y para ver si, en una de estas, se apilan las monedas y forman una torre, clasificadas, además, por tamaños…
Pero hay otras preguntas. ¿Qué significa, en realidad, diseño?
Entonces, si esto es así, ¿de qué se trata en arte? Creo que el diseño de hoy es el empapelado del mundo virtual, su dibujo y coloreado. Pero lo que se esté gestando, pertenece a una nueva especie de asociación laica sin rituales secretos ni oscuros, sin reglas definidas pero no por ello con menos secretos, en cuanto inaccesibles… Un estar en el ajo sin olfato de lo digital. Los que tienen esos conocimientos pioneros ¿los pueden compartir? ¿Los quieren compartir? ¿Se entenderían sus conocimientos si los compartieran?
Esas personas, las que de verdad preven el futuro del diseño y de su sustrato material, sólo pueden ser unas pocas, y detrás habrá muchas tratando de olisquear lo que se cuece. Y otras pocas dejando caer algún que otro bocado que pillamos nosotros, los que Benjamin llamaba «las masas» (Benjamin, no te lo perdono), y luego están los voceros dando noticias distorsionadas, y los que se lo imaginan como se lo imaginan con su inmaginación (como la llamaba yo de pequeña). En fin, todo un despliegue de El Bosco en frenético movimiento, en plena iluminación profana, motivadísimos, fanáticos de pura energización… Formando ese Bosco que se repite una y otra vez en la Historia humana, con tonalidades distintas, ahora el software, antes la ciencia, después la televisión, aún antes la cristiandad, el caso es estar en el ajo.
De pronto, mientras me lavaba las manos, caí en la cuenta de que no puedo pensar que estoy en la «Era Digital». Seguro que pasado mañana se produce un descubrimiento aún más radical que el que posibilita la existencia de la virtualidad y hay que marcar otro antes y otro después.
El empapelamiento de este mundo interactivo en que consiste el diseño podría llamarse, en toda regla, dibujo y arte, porque el dibujo convoca la interactividad de la percepción humana con su objeto, tal como formalizó la Psicología de la Gestalt, igual que hicieron los antiguos griegos en el Partenon de Atenas cuando modificaron un poco las medidas, sin razones arquitectónicas, para favorecer esto o aquello en cómo se veía desde la escala humana… Igual que, imagino que estará estudiado, en arquitectura los techos altos puede ser que opriman como los bajos, y que este hecho se haya usado para complacer o para asustar.
El diseño como escultura no es novedad: esculpe nuestra realidad 3D desde siempre, desde el primer peine paleolítico hasta la silla en que estoy sentada en mi aquí y ahora… Como escultura virtual, programa ya innumerables objetos, y mañana poblará las arquitecturas virtuales…
Porque en el futuro el concepto de diseño será diseño como arquitectura y arte. Navegaremos por esos espacios y tal vez nos olvidemos de esos objetos materiales que, ya hoy, apenas tocamos y, cuando los tocamos, están tan procesados que han perdido sus cualidades originales. ¿O no? ¿Qué avances se están haciendo en la simulación del tacto? Muchos también, por lo que se indica en esta asignatura de Taller de Programación y por lo que se muestra en Nuevos Medios. Para entonces, la única diferencia entre el mundo virtual y el real será que en el primero el cuerpo estará olvidado, no sé.
El arte más canónico, Goya, Retrato de Fernando VII (h.1814 – 1815, Óleo sobre lienzo. 84 x 63,5 cm, Museo Nacional Thyssen-Bornemisza) ¿no servía igualmente para complacer o para asustar? Por supuesto que sí. Servía para lo mismo. Y también hacía guiños y jugaba con el estar en el ajo. Conclusión y en una palabra: la gran diferencia está en el sujeto, o, mejor dicho (y desde un punto de vista sintáctico) en el objeto. Con qué objeto se hace el arte. A quién se quiere complacer o asustar y por qué. La respuesta es el mercado, esa es la diferencia y esa es la pestecilla que echa siempre el diseño, aunque no todo, pero que también echa el otro arte, aunque no todo.
Ahora bien: el Arte con mayúscula tendría la obligación de domar a la Bestia (uno mismo es la primera bestia, y luego vienen las demás, todas las cosas y esa gran cosa que es la virtualidad), obligación que no está cumpliendo. Para eso, tendría que dialogar más con la virtualidad, tendría que conocer a fondo las reglas del diseño, incorporarlas, trabajarlas tanto como los programadores trabajan su software… Por eso, en cuanto termine el semestre, me voy a sentar a traducir esto en dos sentidos: literalmente, porque la mayoría de los términos son ingleses, y cognitivamente, de una de las dos culturas a la otra. Intentar poner en mi lenguaje todos estos términos que, como gotas de rocío en el territorio seco y agrietado del arte, podrían hacernos revivir a nosotros, artistas, igual que el «arte» puede darle aire al diseño a veces.
Este documento, síntesis brillantísima de muchas fuentes hecha desde un prisma de una mente habituada al pensamiento computacional, demuestra que el diseño está pegado al pensamiento computacional y a la neurociencia. Está tan bien pegado que intentar sacudírselo no sólo es inmovilista, sino también un sacrilegio doloroso e injusto, y así lo viven sus sacerdotes, auténticamente «sacerdotisos», como las sacerdotisas de la antigüedad grecorromana que ellos nunca han estudiado. Quien, desde el arte, proclama que «hay que derribar muros» y «tender puentes entre los dos mundos», ¿ha descendido de la comodidad enorme de sus aparatos conceptuales y se ha puesto a estudiar diseño y programación con minucia? Este que pongo a continuación es ese documento que estoy empezando a intentar entender en rojo.
¡Ah! Y creo que he entendido que el principal subrayado, la principal peculiaridad del metamedio que, desde el familiar ámbito de las humanidades, he aprendido que profetizó Kay? (creo recordar) es, precisamente, la INTERACTIVIDAD. Es el núcleo de todo. Por eso, nuestro tema viral, el tema viral de los penes y las vulvas y vaginas libres y revoltosísimos que somos en esencia sintiente e indescifrable en el fondo, el tema viral es, hoy como siempre, éste: «Yo actúo así y me entiendo, pero tú, realidad virtual tan real como la viva; tú que actúas conmigo ¿cómo actúas, con qué reglas y con qué fin?». Y también: ¿hasta qué punto tu actuación controla la mía y quiénes son tus aliados en ese control? ¿Es legítimo ese control… cuándo, cómo, con quiénes etc.?
Arriba, mapa conceptual que no consigo entender, en formato de Teoría de Conjuntos (que me tocó estudiar, ESO Sí en COU, junto con Probabilidades) y a continuación el archivo para el que mi entrada de hoy es una introducción, cuyo original está aquí y que por ahora sólo me lo he preparado en formato índice.