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Bischofberger U (2025) El precio de trivializar (Arte digital con Paint)
«Fans» de la ultraderecha. ¿No entran los seguidores de la ultraderecha más en la categoría de fans, fans de la ultraderecha, que en la de seguidores? Así se explican los espectaculares juegos de luces y música de algunos mítines, las performances de gorra y caballito, las puestas en escena; así se entienden mejor las estrategias de algunos de estos cantantes de canciones de letra que no se entiende, pero muy pegadiza… No se trata de discutir ideas y planes de acción: es algo más. Se trata de ser. «Ser» es el objetivo.
Demonización de la ultraderecha de hoy. Impera la tendencia a la demonización y al miedo. Ambos se detienen cuando me doy cuenta de que esos ultras son un collage de ultra que componemos, que compongo yo, que sólo existe en mi fantasía. Una especie de Belzebú que me pinto, en el que, como si fuera el Rorschach, proyecto con una facilidad insólita mis múltiples miedos. Los malotes de la última fila nunca me han echado para atrás; cierto que no me hacían caso, cierto que (creo que sería alguno de ellos) me pincharon una vez las ruedas del coche. Pero ahí estaban, si hubiera tenido miedo de verdad no hubiera podido dar aquella clase que se llamaba (¡Cielos!) Transición a la Vida Adulta y Activa en la que perjuraban quemar el instituto (futuro lejano) antes de resbalar en las sillas que les sustentaban acrobáticamente apoyadas en dos patas, a veces en una (futuro inmediato, ruidoso y cierto).
Bischofberger U (2025) Collage de ultra que compongo. Demasiado vívido, demasiado pixelado. (Arte digital con Paint). Considero que esto es tan falso como la trivialización, es su otra cara.
Baja prevalencia de la psicopatía. Lo que se dice psicópatas del DSM-5, creo que he encontrado poquísimos en toda mi trayectoria de mirar muy, muy de cerca a decenas y decenas de niños y adolescentes «conflictivos». Uno que recuerdo no es representativo, porque era un triunfador que flotaba dulcemente en su salsa… el otro era el de libro, con el que no intervine directamente (después de las entrevistas) porque su falta de empatía era cercana al cien, y hubiera sido inútil; facilísima su detección precoz en una escuela que funcione.
Ultraderecha como fantasma del pasado. El miedo se detiene, también, cuando me digo: pero bueno, que no estás en el pasado. Y me hago este cuadro mental. Hay horrores recurrentes, pero no parece lúcido incluirlos todos en el aquí y ahora.
Nota: de la xenofobia no encuentro mapa, pero entiendo que es casi universal, y, por un estudio de Mexico (y por sentido común) deduzco que es contingente al nivel general de estereotipos. Cuanta mayor rigidez, mayor xenofobia. Cuantos más prejuicios, más xenofobia.
Culpabilización del votante de ultraderecha. El miedo es la otra cara de la culpabilización. Primero, se culpabiliza. Luego se generaliza. Como dice el refrán de nuestra siempre pía (y antiguamente xenófoba) cristiandad occidental: por un moro que maté, me pusieron matamoros. Así pasó con la película Psicosis de Hitchcock, quintaesencia de mente plagada de prejuicios en mi opinión. Y así pasa, por ejemplo con vosotros, hombres. En general, ¿sois pesados-creídos-abusones y seguís en lo mismo, varones patriarcales egoistones? La respuesta es: SÍ, EN GENERAL SÍ. ¿Bastantes, ejercéis un poder injustificado? Sí. Pero pobrecitos: entre tantos, sólo unos pocos se portan extraordinariamente mal (el 0’005555% de vosotros), la mayoría sois regulares y ya está. En fin: cuando en el parto, la pobre madre sudando y rodeada de impurezas dice sin aliento: «¿Qué ha salido, inocente o culpable?», si el cónyuge la acompaña, no se ha mareado y contesta «culpable», se sabe que el bebé es varón.
Pues igual. Para un ultra ruidoso, hay miles tranquilos que ponen, incluso, dosis de sentido común a las cosas. Pues todos «matamoros».
La peca de maldad que te toca, ultraderechista. Científicamente, si calculamos los cm2 de maldad que hay en la superficie corporal de un hombre medio de 80 kg y 1’70 de altura (da igual si calvo o no), si unos 1300 hombres son malos-malos sobre un total de 23 millones y la superficie corporal es de 1’915 m2, tendrías maldad sólo en 0’01 cm2 de tu piel. O sea, que tienes una peca de maldad de 0.01 cm2 por ser hombre. Nada más.
Pues imagínate tú, ultraderechista. No te pinto peca porque tu peca es invisible: hoy por hoy y aquí, no tocas a nada. Así que puedes seguir arreglando los papeles para poder votar en las próximas elecciones, limpiando a esa señora mayor [yo sé un montón de eso] o incluso estudiando esa carrera que no te deja tiempo ni de pensar en pecas.
Superar el miedo a lo que sea: un ejemplo osil. Respecto al oso, según este estudio técnico de miedo al oso, el miedo desaparece con la proximidad. También el miedo desaparece si piensas que la probabilidad de confrontación es pequeñísima o si, sencillamente, no le tienes miedo al oso. Así hacen algunos como San Francisco de Asís: hermano, hermano y hermano, y se acabó.
Porque quienes les votan son seres bastante inocentes. Antes de ayer, un señor inmigrante que me encontré en la tienda de lavar la ropa; una antigua amiga tenedora de pisos y bastante rígida por circunstancias de la vida; hace tiempo, muchas de las personas cuyos hijos he evaluado en mi trayectoria docente; una vecina muy fervorosa del niño Jesús; seres próximos, cercanos, amables, tal vez desorientados; seres que están codo con codo en mi vida cotidiana. Más miedo doy yo que ellos, porque soy ruidosa, me quejo muchísimo, protesto, reclamo, etc.
Ultras de la imaginación colectiva. Los ultras de la imaginación colectiva son imprevisibles, irracionales, errados, prejuiciosos, violentos, dogmáticos, ignorantes de pensamiento, ignorantes de humanidad, fanáticos, adoradores del poder, emuladores de los poderosos y con rasgos psicopáticos. Están en el campo semántico de otro campo, el de concentración, la cámara de gas, el cuchillo ensangrentado, el Ku Klux Klan, la violación múltiple, la homofobia despiadada, la fiera represión sexual, las palizas callejeras, la masacre y una agravante de este panorama es que se supone, además, que son personas impenetrables y sin flexibilidad. Que no hay posibilidad ninguna de modificación de cualquier postura que adopten.
El miedo es de los ansiosos. Muchos ansiosos pueden ser moderados, comedidos, sensatos y confiables. Si además son inteligentes, formados y competentes, entonces se despliegan como líderes de forma muy digna de crédito incluso para ellos mismos. Si después de desplegarse de forma tan digna de crédito dicen «tengo miedo» o lo hacen ver, entonces los no-ansiosos que son liderados por ellos pensarán que hay motivo muy fundado para creerlos. Y ya está la bola.
Aún así, tengo cierto miedo. Tengo miedo de los líderes, y tengo miedo de la posible falta de criterio de quienes les votan. Pero no quiero descalificarlos, son representativos los unos de los otros. No sé por qué se respeta, más que a los de la última fila, a personas de la «derecha ilustrada» (los de la primera fila) que son talis qualis en la defensa de privilegios, en su creencia implícita en la «desigualdad humana nativa», en su clasismo recalcitrante y sus poses estético-morales-culturales-buenas-bellas-prácticas y con zapatos de tacón. ¡Y no les retiramos el saludo! Al revés, hasta nos gustan a veces. Me gustan porque son como yo: buenas pintas, hermosa, bien alimentada, y dos títulos universitarios si Dios quiere, toma. Eso sí: si tuviera que devolver lo que han robado mis ancestros del siglo XVII a esta parte, me tendrían que arrancar todo mi epigenoma suizo (el que me da la buena talla y la abundante cabellera) nutrido a la sombra de oscuros negocios coloniales…
DUDAS
1. ¿Llevamos al diálogo a un grupo de personas no dialogantes bloqueando el diálogo?
2. La afirmación «la ultraderecha está representando a muchas personas. El diálogo es obligatorio porque es un diálogo con los representantes de muchas personas» ¿es cierta?
3. «El nazismo es pasado, pa-sa-do, el presente aún no nos da la cara a nosotros del aquí y ahora; ultraderecha y nazismo no son sinónimos». ¿Es legítimo decir esto?
4. La representatividad de la ultraderecha en la Unión Europea entra en contradicción con los criterios de Copenhage, ¿no deberían volver a votarse en el seno de la Unión si se quiere una UE representativa?
5. ¿No sería bueno que los países de la UE que representan a la ultraderecha se pronunciaran, desde dentro, sobre los Criterios de Copenhague?
6. ¿Creemos en la democracia o no? Si Francia, Italia, Austria, Hungría y Bélgica no comparten ya los Criterios de Copenhague ¿por qué no se revisan o se toman medidas?
7. El contenido del discurso de la ultraderecha es pobre y emocionalmente intenso: ése es el mismo contenido que el nuestro, el de las masas, pobre e intenso. El de la izquierda, es técnico y emocionalmente impenetrable, ¿no es eso lo que habría que cambiar? ¿Y no habría que pensar en otros factores que toman la alternativa, como la tecnofobia o fobia a la tecnocracia ininteligible, la raciofobia o fobia a los proyectos de la razón, o al deseo de los cuarentones semicalvetes de tomar el relevo generacional con sueño de gorra, triunfo y despacho oval? Ya anticipé yo este perfil cuando le escribí aquella carta a Elon Musk.
Este es un mapa de la ultraderecha, según la introducción de este artículo de Wikipedia. Creo que una novedad enorme es la incorporación de la tecnofobia al pack, este concepto lo he incorporado de forma tentativa.
Bischofberger U (2025) Mapa conceptual de la ultraderecha (Pendiente de análisis)
Tareas pendientes: leer el libro Emmanuel Sivan (1997) El islam radical, de editorial Bellaterra.
Terminar de leer Simone de Beauvoir El pensamiento político de la derecha.
Corregir mi soberbia. Bueno, eso, modestia aparte, es un problema que tenemos casi todos, aunque yo la que más.
Bischofberger U (2025) Sin título. Subtítulo, para no ser menos. (Arte digital y performance de soberbia en el título)