Echémosle a la olla azúcar, mucha azúcar, toneladas de azúcar.
En grano, en polvo, glas y siempre blanca.
Pongamos tules, gasas, música de alba y vuelos.
Acariciemos, suave, la piel.
Tímido, el párpado.
Entrecerremos ojos y orejas, labios, todos los labios.
Soñemos nubes, y cáscaras de huevo.
Durmamos.
Flotemos tenues por el espacio ingrávido
Volemos nuevamente al negro,
Lleguemos a la luz (pero ¡no nos quememos!)
El blanco gira a rojo enseguida. ¡Cuidado!
El blanco quiere, siempre, permanecer siendo
Blanco.
Blanco de velo y boda, blanco de margarita,
Blanco de pura luz. Blanco de risa.
Blanco objeto de envidia y de deseo.
Blanco como la flor que brilla sin palabras.