La mirada apresurada. Además de tener en cuenta el factor conciencia, hablando de que la mirada es distraída, tenemos que tener en cuenta el factor tiempo, hablando de que la mirada es apresurada. Ese apresuramiento conduce a muchos errores, y precisamente el arte puede ser lo que fuerce a la mirada a calmarse, a detenerse, a considerar. El arte podría plantearse como mirada que obliga a considerar, da igual el qué, lo que quiera el artista. Vale todo.
Exploradores. Sería un honor ser de aquellos que no ponen la bandera en el lugar recien explorado, sino que murieron en el intento… o bueno, mejor: de los que llegaron y, sencillamente, lo contaron, dejaron constancia, pensaron que tal vez era importante aunque no estaban seguros, dieron la idea, fueron la chispa para otros con más recursos, etc. etc. etc.
La h de inaprehensible. La h de inaprehensible parece que lo hace más inaprehensible.
Olvidar el tiempo. No entiendo por qué considerar es sinónimo de pensar. Entiendo considerar como algo que enfatiza el tiempo: como pararse frente a algo un buen rato, como algo en lo que el factor tiempo debería ser definitorio. Creo que los seres humanos queremos, siempre, olvidar que existe el tiempo.
Asesinos del tiempo. …y, cuando los seres humanos se levantaron y miraron a su alrededor, todo lo encontraron, todo lo controlaron, a todas partes llegaron. Pero hubo algo que siempre se les escapaba: el tiempo. El tiempo transcurría siempre implacable, ajeno a ellos. La pretensión humana, entonces, fue primero controlarlo. Imposible. Entonces los seres humanos, en particular los más miedosos, le amenazaron de muerte. Nota: de verdad que esta idea, torpemente expresada, es una muy buena idea, y que debemos replantearnos nuestra relación con el tiempo, humanos.
Envidia. En este tiempo en el que la identidad lo protagoniza todo, la envidia tiene un papel más relevante que nunca, claro. Era de esperar.
Sobre el arte
Opiniones de una recién llegada. Soy una recién llegada a los mundos del arte, por tanto todo lo que pueda decir son opiniones, tentativas, ensayos, afirmaciones de poco peso etc. Estoy en tercer curso.
El rigor en la divergencia. El pensamiento divergente no puede ser lineal, maquinal, pero no por ello tiene que dejar de ser riguroso. Sería esencial, al abordar cualquier trabajo en arte, abordarlo con ese rigor, que se ponga en práctica tanto más en el proceso de creación que en la presentación del propio producto.
Los pasos que he aprendido que hay que dar (lo aprendí, sobre todo, en la asignatura de Dibujo) son:
1. Búsqueda de referentes. Amplia, seria.
2. Marco conceptual de la propuesta. Tiene que estar bien hecho. Este aspecto no se suele exigir y es esencial, porque el arte tiene que ser vehículo de verdad.
3. Dominio técnico que se requiera. Esto es un punto y aparte, largo, laborioso etc. en la mayoría de los casos.
4. Acabado, presentación, devolución. Hay que dedicar todo el tiempo que se necesite a explicar y hacer accesible no solo la creación, sino también su proceso. Esto es una cuestión de honradez y generosidad.
Borradores. Todo lo que hace un estudiante de arte (por ejemplo, este blog) son borradores.
Estudios Culturales. De los Estudios Culturales no me gusta ni el nombre: un nombre que hace demasiada referencia a sí mismo, que encubre el desorden bajo la pluralidad y demasiado atado a las superestructuras. De modo que cómo me van a gustar los planteamientos, el eterno debatirse sobre su propio estatutos, los refritos conceptuales, la justificación de la falta de sistematicidad, la arbitrariedad de los objetos de estudio y un largo etcétera.
Subalternos y elitismo. Como subalterna que está siempre intentando escalar la pared vertical que es el saber escrito para acceder a algún lugar con visibilidad, detesto en particular el elitismo, que me mantiene, siempre, colgando de dicha pared a mí y a mis compañeros y compañeras. Es muy difícil aprender solo, y ahí hay instauradas unas diferencias abismales entre quienes tienen acceso a estudios reglados de calidad y quienes no lo tienen. Pero más grave aún: hay muchos, muchísimos que descuidan la obligación de ser accesibles en las explicaciones, de utilizar un lenguaje comprensible, de ser críticos con la jerga que siempre crece en cada área de saber que se levanta. Ese elitismo es una forma de poder detestable, y hace mucho daño.
De «qué es el arte» a «qué es esta obra». La necesidad de categorizar las obras de arte y sus estilos convierte en ridículas actuaciones de sesudas instituciones. Por ejemplo, este peine, clasificado por el Museo de Philadelphia como escultura.
Acotar las temáticas de los artistas. ¿Por qué no? No encuentro argumento. En caso contrario, la acotación está descontrolada, marcada por los grupos de presión de los propios artistas y por sus intereses. He propuesto en esta entrada que se considere que cualquier artista está interpelado por cualquiera de estos objetivos. La brújula no está solo en el interior.
El artista pedagogo y el artista propagandista. No necesitamos más artistas propagandistas. Necesitamos artistas pedagogos.
El gran reto. El reto abismal para el artista no es comunicar los conceptos ni copiar las imágenes, tampoco inventar conceptos ni imágenes. El gran reto es comunicar las sensaciones físicas, los atisbos, todo lo inaprehensible de la experiencia. Crear, por fin, un mundo común y explícito en ese territorio. Todo eso se sigue quedando en el tintero.
Sobre la subsistencia
Organizarse para no sentirse mal. Para organizarme, me digo lo siguiente: primero, mira a ver si tus hábitos de sueño van bien. Segundo, mira si te estás descuidando con las comidas. Tercero, mira tus cosas, tu casa, su orden, su limpieza. Cuarto, tus papeles, tus trámites. Quinto, la gestión de tus obligaciones. Sobrevolándolo todo, tu universo social. Pero es imposible hacerlo todo a la vez, así que empiezo, hoy, por mis hábitos de sueño.
Trece trucos para ahorrar
1. Ahorrar es no gastar. Si quieres ahorrar, te lo tienes que creer.
2. Divide el total del dinero de bolsillo del mes entre cuatro o cinco, las semanas del mes. Y te gastas solo eso.
3. Clasifica todos tus posibles gastos en dos grupos: gastos necesarios y gastos no necesarios. Sé consecuente y no gastes en lo no necesario.
4. Haz una excepción: no te compres una determinada cosa necesaria. Cada vez que vayas a gastar en algo innecesario, la recordarás y te controlarás.
5. La primera semana del mes, practica el extra-ahorro: esa semana gasta menos que ninguna. Será una semana menos de gasto todos los meses.
6. En la semana del extra-ahorro se te ocurrirán trucos que podrás aplicar a las otras semanas del mes. Aplícalos.
7. Ábrete dos cuentas en el mismo banco, así podrás tener una de ellas solo para el ahorro y hacer traspasos rápidos en caso de números rojos.
8. Que no te sirva lo que te cuentan de gastos fijos, variables, etc. Directamente, no vas a gastar más que lo mínimo de lo mínimo en todo.
9. Si consigues tener esa libretita de usurero en la que se apuntan a mano hasta los céntimos, tienes un futuro brillante ahorrando. Yo no lo he conseguido.
10. Créate hábitos económicos. Un café en un bar te sale a unos seiscientos euros al año. Pasea, usa los servicios públicos, usa internet, aguántate.
11. Sé inflexible con los que te dicen que gastes en tal o cual cosa, en cuestión de gastos un no es un no.
12. Cualquier movimiento es gasto, desde dar al interruptor de la luz hasta todo. Ahí empieza el cálculo.
13. Una cesta de la compra sensata y las legumbres son el aliado infalible de los ahorradores. Acostúmbrate a ellas y serás rico.
Finalmente: empieza ahorrando al máximo un mes, a continuación multiplica y mira lo que habrás ahorrado en un año si lo mantienes. Alégrate: podrás conseguir tal o cual cosa. Flexibiliza solo en el tema del capital. Piensa, siempre, que incrementando el capital económico, social, cultural podrás mantener y aumentar esa riqueza, de modo que, aún en este contexto de ahorro extremo, intenta cuidar tus capitales (rentabilizar lo que tienes aunque tengas que invertir un poco, cuidar tus redes, incrementar tus estudios etc).
Autoconsejos
Empieza, de una vez, a fijarte en cómo hay que citar.