(Autorretrato en el Lugar del Árbol sin Futuro con la basura de briks, bolsas y papeles que he generado en una semana. )
Ese residuo no es otro, ese residuo eres tú,
como bien sabe el animal que marca con su orina.
Esa bolsa de pescado, ahora vacía, que está pegada a mí
Es de quien la fabricó y de quien se comió su contenido.
De quien autorizó la producción de pescado envasado,
Del que hizo el tinte de sus dibujos,
Del que fabricó las máquinas que la sellaron,
Del que metió el pescado en cajas antes de meterlo en bolsas.
De la empresa que da un nombre arbitrario a esos pescados,
De la cadena que comercializa,
Del Estado en que se vende.
Organizaciones Internacionales, Estados, empresas, lobbies, miembros de todas las sociedades que vivís en las lindes, artistas, portavoces, testigos del desastre.
Esa envase de pescado no es del mar ni de los peces, sino nuestro, humanos.
Los residuos son tan nuestros como Hamlet o como las pirámides.
Atender a ellos se ha convertido en condición de posibilidad de la supervivencia humana
El que afronte este hecho será pionero y salvador en el Tercer Milenio:
la basura es parte constitutiva de nuestra humanidad.
Esta imagen ha sido tomada en el que he llamado Lugar del árbol sin futuro, dentro de mi trabajo para el Taller de Escultura, y forma parte de él.