Bischofberger U (2024) Pseudocubismo computacional: recortes de mesa, suelo y palomas con vaso (Arte computacional).
Una, de entre cientos de posibilidades, aunque todas muy similares, y éste es el enlace en Snap!. Todavía no sé manejar los personajes, pero me he empeñado, a partir de este vídeo, en transmitir algo así como mezcla, confusión etc. y qué mejor que el gris y el movimiento… Aún no sé subir vídeos, pero me he enterado de que se puede. Éste es el short que he hecho del que he sacado las capturas:
Mezcla, confusión, proliferación, desorientación, revoloteo. Cualidades de un presente que, una vez más, sorprende a la humanidad; que, una vez más, será incorporado, superado. Del que, una vez más, nacerán aprendizajes. Que demostrará que nosotros somos a los humanos del 2800 lo que los medievales son para nosotros: cortos de miras. Que, en este proceso de autoconocimiento de la humanidad que llamamos «Historia», no hemos andado más que unos pasos. Que la aventura humana sigue, todo incumbe, todo cuenta.
Dar nombre es hacer existir. Por eso las culturas que no designan números convierten a sus sujetos en anuméricos. Por eso todo lo que dejamos en la sombra bajo las lenguas vencedoras quedará en la sombra. Por eso aprender las lenguas es tan importante.
Traducción. Estas épocas que Nietzsche llamaría de «transvaloración de todos los valores» (¡más que nunca!), todo se vuelve una Torre de Babel y hacen falta traductores. Es inútil bombardear con mensajes que no varían los códigos, hay que modificar los códigos, aprender nuevas lenguas para poder tender los puentes que hacen falta. Porque la humanidad es, por encima de todo, voz común que organiza esa «caza de la materia» que es la técnica.
Las lenguas son la llave y el freno. No olvidar que algunas formas de notación numérica han impedido el avance de las matemáticas. Pues así con todo.
Las lenguas son las únicas certezas que tenemos. Lo demás (las historias, las creencias, las recetas de vida, los avances científicos incluso) son temporales. Lo único sólido es: nuestro sitio, cada vez más inmodificable, y lo que convenimos que se convierta en nuestro código.
La lengua del arte. El arte también es un sistema de signos, pero los signos del arte son mucho más amplios que los del lenguaje, y sus significantes ambiguos. El arte actual es un sistema difícil de comprender.
Lenguajes de programación. El de los creadores de mundos por encargo. El de los que acceden a las cámaras últimas y secretas de las pirámides del poder.
Aprender árabe. Con emoción empiezo mis primeras clases de árabe. Porque es la lengua de mis vecinos. Porque quiero subrayarme, una vez más, el carácter convencional de tantas cosas que consideramos erróneamente que son naturales. Porque el camino del futuro es comprender África. Porque voy a acceder al exterior a través de África. Porque, si estás perdido, la primera piedra es aprender las lenguas.
Hipótesis sobre el árabe. A lo mejor ayuda más que la lógica. A lo mejor es la lengua de los sentidos. A lo mejor disfrutaban escribiendo. A lo mejor consigo aprenderla. A lo mejor usan muchas «a». A lo mejor es como poner una grabación de español al revés. A lo mejor en la cultura árabe se ha desarrollado mucho más la memoria auditiva que la visual (menos imágenes).
Curiosidades de árabe. No sé si tendrá declinaciones. No sé qué harán con el género de las palabras. No sé cuántos futuros tendrán (en inglés hay ocho). No sé si voy a tener la suficiente memoria auditiva.
Culturas anuméricas. Las que no tienen palabras para los números. Al revés, hay lenguas tan numéricas como el inglés, en la que los contables e incontables y los cuantificadores y palabras que denotan cantidad son muy relevantes.
Certezas sobre las lenguas. Las lenguas (las lenguas del arte, las lenguas de las ciencias, las lenguas del lenguaje, las lenguas de los números) son, a la vez, las grandes facilitadoras y las grandes barreras. Quiero abrir puertas, por mucho que me cueste, porque estoy segura de que es la única forma de llegar a alguna conclusión, abrir muchas puertas a la vez.
Cosas que decíamos en «árabe», jugando, en mi infancia. Aguahala matahala. No viene en la web.
FUENTES (que, en lugar de avalarme, me desautorizan, por su escaso número y humilde procedencia):
- Lecturas previas: Piaget cuando habla de la construcción del número en el niño. La bibliografía consultada para ayudar en la construcción del número, los juegos de clasificación y seriación (bloques lógicos, regletas). El primer volumen sobre la cultura egipcia, amarillo, que creo que es de Pirenne en el que se hablaba del esplendor y caída del Imperio Antiguo en Egipto. Comprender la importancia de la cuantificación en la revolución neolítica (primer momento de acumulación), Gordon Childe. Leves recuerdos del Antropólogo inocente y descripciones de las culturas de los cazadores y recolectores. Lo que aprendí de Saussure, lo que sé del lenguaje. Mi formación de bachillerato en latín. Mis estudios de arte en general. Lo que estudié de semiótica en la escuela de arte dramático gallega.
- Experiencias previas: mi pena por cómo se subjetivizan los sujetos. Mi docencia, mis momentos de tender la mano. La rigidez de un curso que empecé a hacer en una universidad china. Un recorrido por la Alhambra y sus fuentes. Mis hipótesis sobre las causas de la represión brutal de la mujer en los países árabes. La desesperación por la incomunicación. La seguridad de que las ideas que expongo son ciertas, su evidencia, su inmediatez. Mi pena en general. Andar por la calle. Mis experiencias con los animales y la certeza de que son mis iguales. Mi experiencia con Snap!, mi rabia por su dificultad. Mi preocupación por el futuro de mis seres queridos. Mi desconsuelo porque me queda muy poquito tiempo. Mi enfado con todo. Mi desesperación por todo. Los cauces de la pena que la alivian, que son el pensamiento y el arte.
- Consultas: he consultado datos en la web para confirmar o desechar algunas suposiciones.