Queridos Propietarios De Residencias De Ancianos

Pública

Queridos Propietarios de Residencias de Ancianos:
No me esperéis. Gracias a Snap!, puedo hacer eso que tanto hacéis allí para la memoria, de modo que he decidido quedarme en casita y vivir eternamente.

Me quedan sólo cuarenta días para pasar la frontera entre la carne humana útil y barata y la inútil y cara, es decir, el día en que cumplo sesenta y cinco años. Como todas las fronteras, pura convención, construcción que hace la historia, útil para funcionar en según qué casos y poco más… Un corte arbitrario en el continuo que somos la humanidad.  Y estos son los retales de mis procesos de aprendizaje… Momentos de desesperación, de entusiasmo, de enfado, ocurrencias y automotivación al galope.

Aquí, me atrevo a llamar prehistóricos a los artistas del arte computacional, digo que son los prehistóricos del futuro.

Aquí me vuelvo a enfadar con la frase «es muy sencillo».

(Pido disculpas por todas las dudas que tengo.)

Todo el tiempo me sale mal. A eso le llaman los sabios «oportunidades de aprendizaje». Y yo le llamo «fantasías».

Menos mal que el lápiz es digital. Si no, de chupado, me lo hubiera comido. ¿Y la goma??
La goma… ¡La goma! Madre mía, ¿dónde está la goma? Debajo de la silla no se me puede haber caído.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En resumen: ha acabado el Período de adaptación, con mucho aparato, de sopetón… y sin madres.

Aunque, ¡ay, madre mía!, te he nombrado un millón de veces esta PEC… Perdóname tú también. Tú siempre me perdonabas;  por eso, aún después de sesenta y cinco años, soy resistente y puedo aprender el a b c de la programación creativa. Porque un millón de veces despotrico, un millón de veces vuelvo a revisar por qué no hace la máquina lo que le pido y un millón de veces me perdono, como tú me perdonabas.

Yo no te homenajearé con una estatua de 927 x 891 x 1023 cm, sino con arte atómico (del tamaño del átomo);  con arte anónimo, mezclado en la página de Berkeley. edu; con  arte escolar, porque la vida es corta, y la materia de la mía no es precisamente bronce, mármol y acero inoxidable. No lo es: pero tengo un lugar para fantasías,  para arte anodino y tembloroso, un repositorio donde colgarlas y una comunidad con la que compartirlas «por amor al arte».
Hoy he sido una bruja verde a la que se le había perdido la escoba… Y, las de abajo, son las veinticinco letras que escribió la bruja (que ya no veía bien, la pobre). 

https://snap.berkeley.edu/user?username=ursula%20bischofberger


Es que esta vieja bruja, sin su pincel escoba, no podía ver. Por eso veía tan borroso como yo ahora, después del atracón de Snap!

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