Tips prácticos para hacerse artista contemporáneo

Pública

Bischofberger U (2025) El cuadro de la tienda Apple (Arte digital con Paint)
Subtítulo: El cuadro que es la gran pantalla de la tienda Apple de la Puerta del Sol es contemplado por Úrsula convertida en virgen, de rodillas a la izquierda, que homenajea dicha Gran Pantalla de la tienda Apple e invoca con cánticos a Dios, magnificando esta obra de los hombres mientras es multicopiada y apoyada por el batallón de sus multicopias que reduplican la potencia de su invocación, invocación que se produce en LO DIGITAL, esto es, aquello de lo que el llamado “arte contemporáneo” es antagonista, o, lo que es lo mismo, aquello que no puede ser arte porque se ha convertido en el propio dios, mientras los cuadritos de los museítos, en los pequeños mundos del arte, pequeños y de unos pocos, son señalados por un garabatillo negro.

 

Texto curatorial: el cuadro representa la preeminencia de lo digital y la muerte, si no del arte, sí del cuadro como tal por medio de una imagen irreverente, así como la materialización de lo digital en la gran pantalla (como cuadro) de la mencionada tienda. Su subtítulo expresa que son inconcebibles las imágenes sin texto.

Cómo meter algo que no se funda y confunda con el resto del mundo en las dos dimensiones de un espacio cuadrangular al que llaman cuadro

  • Alquilar un local muy grande y luminoso, de techos altos, para poder hacer obras de gran formato. Tiene que tener otro espacio, aún más grande, anexo, como almacén de todos los elementos que voy a necesitar.
  • Utilizar soportes más sólidos que el lienzo, para poder hacer collages con elementos de más peso, como tierra u objetos metálicos.
  • No preocuparme por teoría del color. No es necesario.
  • No preocuparme por adiestrarme en técnicas específicas.
  • Para obtener ideas visuales, dar paseos por la calle: no visitar galerías.
  • Fine. 

 

  • Situar mi estudio cerca de lugares de diferentes proveedores: proveedores de botones, de manteles de plástico. Chinos del todo a cien. Cubiertos de metal dorados o, incluso, de oro. Tengo que tener mi estudio en la ciudad.
  • La inserción de tecnología digital es algo básico:
    • Incluir archivos de sonido, con un mando, en mis cuadros.
    • Incluir pantallas en el espacio del cuadro.
    • Proyectar en el cuadro.
  • Pensar qué herramientas voy a usar. Necesitaré cubos, para echar la pintura en los soportes. Tendré que tener bastante espacio en el suelo, para trabajar los cuadros desde el suelo. Necesitaré escobas, para pintar en los soportes. Me es imprescindible ese almacén que mencioné, para meter todos los materiales que se me ocurra que pueda ir necesitando para los collages, y para guardar en él las sobras.
  • Tengo que situarme cerca de una imprenta digital que pueda asumir proyectos de gran formato. Voy a incluir en mis cuadros elementos digitales que representen equis. Necesito una buena conexión a Internet en mi estudio, y un equipo informático de alta gama, en particular para que el color que se reproduzca lo haga de forma óptima.
  • A pesar de que trataré de optimizar los residuos, me irán quedando muchos residuos de cada uno de mis trabajos. Por ejemplo, si hago un trabajo muy elemental, de cartones, necesitaré que me retiren las sobras después; también si hago un trabajo de plásticos. Tengo que tener una relación fluida con la corporación municipal.
  • Para no interrumpir mis procesos creativos, tendré contactos, también, con lugares a los que pedir comida que pueda consumir en el acto, y una pequeña cocina. Además, en el caso en que, en los collages, utilice alimentos (ya comenté que iba a utilizar carne en aquel cuadro de Proyecto 3), necesitaré, también, proveedores a otra escala (como cuando en la Performance Menú de Mona Humana casqué cuarenta y ocho huevos).
  • Para todo lo anterior, necesito no meramente un capital, sino una asignación mensual de unos diez mil euros.
    – Estudio: 5000
    – Materiales: 2000
    – Otros gastos: 3000

 

  • Da Capo hasta el Fine.

 

Cómo  hacer para crearle valor a la firma de los cuadros

1. Voy a dejar de ser clara. No diré que no tengo dinero, que estoy confusa, que no sé esto o aquello. No hablaré. No me opondré a nadie del mundo del arte en nada, ni profesores ni compañeros. Todo muy bonito, todo muy bien, se acabó la crítica, se acabó el pensamiento, se acabó todo. Así caigo bien seguro, así haré las redecillas del arte.

2. Voy a empezar a preocuparme por mi aspecto. Me voy a decorar el cuerpo. Me hacen falta cuatro mil euros. Voy a comprarme ropa, mucha ropa. Necesito unos trescientos mil para comprar otra vivienda, aquí mi armario es reducidísimo, y así me situaré en un lugar más acorde con mi glamour. Me pintaré los ojos, los labios. Me maquillaré. Me compraré joyas, bisutería muy vistosa, me adornaré. Me teñiré el pelo a mechones de colores. Me compraré muchos pares de gafas de pastas variadas.

3.  A partir de ahora, nada de mirar mi interior: el cable de alimentación interno, cortado con tijeras. A partir de ahora, todo vendrá de fuera. Para esto, necesito viajar. Apropiarme de las pinturas de las cuevas paleolíticas, de dibujos de museos donde haya representaciones incas (por poner un ejemplo). Necesito unos diez mil euros cada tres, cuatro meses para poder alimentar mi industria extractiva de ideas viajando a lugares remotos pero en hoteles que garanticen que no voy a morir por amor al arte.

4. Todo el dinero que voy a manejar será mi curriculum. No me hace falta más curriculum que hablar de dinero.

5. Sin embargo, y como colchón por si hay algún fallo en el plan, contrataré a un curador de prestigio, de aire melancólico, ropa con clase, repleto de citas, cultillo si no totalmente culto, al día, ambicioso, tenaz, de buen lenguaje, bien relacionado, astuto y con mucha mano izquierda. Elitista, pero eso no importa.

Cómo hablar de dinero sin hablar de dinero

Puedo hablar de cosas que cuesten mucho dinero para hablar de dinero sin hablar de dinero. Puedo marcarme faroles, aparte de todo, y hablar de que hago cosas que implican dinero. De este modo, y merced al poder de ósmosis del dinero, el dinero de mis cosas acabaría contagiando mis cuadros que, así, se revestirían de dinero y, al revestirse de dinero, el valor que se les supondría aumentaría.

Todo esto que acabo de describir es una de las vías que pienso emprender para promocionar mi arte, siempre que encuentre quien invierta en mí. Desgraciadamente, por edad ya no puedo acceder al oficio de musa, por lo que la inversión puede que fuera menos segura que la de las cuentas remuneradas, los depósitos a plazo fijo, los bonos del Estado, las obligaciones del Estado, las letras del Tesoro, las cuentas del mercado monetario o las criptomonedas. La inversión en mí sería productiva, pero sinceramente sólo a medio plazo.

Fotos de obras de arte contemporáneo.

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