
Para empezar, corté, moví, pegué, corté, moví, pegué una y otra vez. Después rellené de negro. Acabo de descubrir que, en este tipo de trabajos, el formato es esencial como siempre; en este caso, lo esencial es el tamaño, que actúa en modo inmersión: a mayor tamaño, mayor impresión del color, mayor recorrido de la mirada, mayor importancia del detalle.
Un vez que tengo hecho algo, siempre hay un área de la figura que despierta más interés. Esa área la recorto y la pego como nuevo archivo, que puedo ampliar también si quiero.
El marco no es un mero complemento: es una parte esencial, por eso, a veces, cuando se me abre con un amplio margen de fondo negro, por ejemplo, se ve mucho mejor.
Sigo explorando todas las opciones que da el relleno de los píxeles. A veces, solos. A veces, en tiras. A veces, se consiguen buenos efectos. A veces, quedan rellenos gradualmente. Esto se puede considerar un «estudio», no un resultado final.
Igualmente, utilizo los propios colores que genera el programa en las zonas limítrofes, como he hecho en este marco.
En un primer momento, pensé que esto me había salido horrendo, pero no lo quise tirar por su poder metafórico (lo que me evoca). Ahora creo que el recorte que he puesto de portada es lo mejor de todo el proceso. Y me ha recordado las formas innumerables de los animales, que me gustaría copiar, interpretar, evocar.
Aquí destaca la mezcla de la perfección del pixelado y la irregularidad del recorte.
La gente del mundo del diseño a lo mejor debería tomar nota de todas estas opciones para romper los límites de la convención vigente en imágenes. Esta ruptura pasa por la cocreación con el sistema autónomo de alguien que esté alerta, muy alerta a lo humanamente significativo. Y aparcar las prescripciones y los caminos prefijados en algunos tipos de software más rígidos y centrados en la pura copia.
Entretanto, confiaré en lo único que tengo rentable, lo que tengo seguro: la instalación 3D.
Esa instalación 3D que es mi piso, totalmente rentable, instalación 3D muy bien situada, fresca, silenciosa, agradable. Instalación 3D de madera y pintura blanca que puedo alquilar y por la que puedo ser retribuida si no confío en ese otro poder del arte 2D, el dudoso poder del arte 2D no ya de ser retribuido: ni siquiera de existir.
Pero he tenido que dar mil vueltas hasta encontrarlo.