Nicolás Bourriaud (2008) Estética relacional
Delimitación del trabajo del crítico. La tarea del crítico consisten en estudiar [la actividad artística] en el presente.
Comprensión de la situación de los artistas. ¿Cómo podemos comprender los comportamientos artísticos que se manifestaron en las exposiciones de los años noventa y los modos de pensar que los sostienen si no partimos de la situación misma de los artistas?
Melancolía. El proyecto de emancipación moderno fue sustituido por numerosas formas de melancolía.
El arte de hoy continúa el combate social. Lo que se llamaba vanguardia se desarrolló a partir del baño ideológico que brindaba el racionalismo moderno; pero se reconstituye ahora a partir de presupuestos filosóficos, culturales y sociales totalmente diferentes. Está claro que el arte de hoy continúa ese combate, proponiendo modelos perceptivos, experimentales, críticos, participativos, en la dirección indicada por los filósofos del Siglo de las Luces, por Proudhon, Marx, los dadaístas o Mondrian. Si la crítica tiene dificultad en reconocer la legitimidad o el interés de estas experiencias es porque no aparecen ya como los fenómenos precursores de la evolución histórica ineluctable: por el contrario, libres del peso de una ideología, se presentan fragmentarias, aisladas, desprovistas de una visión global del mundo.
La vanguardia, ahora. […] la vanguardia ya no va abriendo caminos, la tropa se ha detenido, temerosa, alrededor de un campamento de certezas.
El artista, ahora. […] Según Lyotard, se encuentra condenado a engendrar una serie de pequeñas modificaciones en un espacio que ha heredado de la modernidad, a abandonar una reconstrucción global del espacio habitado por la humanidad.
La suerte del artista, que se puede resumir en pocas palabras. Aprender a habitar el mundo, en lugar de querer construirlo según una idea preconcebida de la evolución histórica.
Nuevos temas, nuevas formas. La modernidad se prolonga hoy en la práctica del bricolaje y del reciclaje de lo cultural, en la invención de lo cotidiano y en la organización del tiempo, que no son menos dignos de atención y de estudio que las utopías mesiánicas o las «novedades» formales que la caracterizaban ayer.
Aspectos subversivos del arte contemporáneo. Nada más absurdo que afirmar que el arte contemporáneo no desarrolla proyecto cultural o político alguno y que sus aspectos subversivos no tienen base teórica: su proyecto, que concierne tanto a las condiciones de trabajo y de producción de objetos culturales como a las formas cambiantes de la vida en sociedad […]
Un arte relacional. […] un arte que tomaría como horizonte teórico la esfera de las interacciones humanas y su contexto social, más que la afirmación de un espacio simbólico autónomo y privado […]
Obra contemporánea, tiempo y espacio. No se puede considerar la obra contemporánea como un espacio por recorrer (donde el «visitante» es un coleccionista). La obra se presenta ahora como una duración por experimentar, como una apertura posible hacia un intercambio ilimitado.
El origen de la elaboración colectiva del sentido. [Después de hablar de cómo la ciudad es un «régimen de encuentro intensivo» y la urbanización la «regla absoluta de la civilización»]. El régimen de encuentro intensivo, una vez transformado en regla absoluta de civilización, terminó por producir sus correspondientes prácticas artísticas: es decir, una forma de arte que parte de la intersubjetividad, y tiene por tema central el «estar-junto», el encuentro entre observador y cuadro, la elaboración colectiva del sentido.
Sobre el potencial emancipador de las exposiciones. Cómo un arte centrado en la producción de tales modos de convivencia [refiriéndose a la convivencia en las exposiciones, al hecho de que las exposiciones son recorridos que compartimos unos con otros] puede volver a lanzar, completándolo, el proyecto moderno de emancipación?
Obra de arte como lugar de intercambio distinto al intercambio vigente [le llama «intersticio social»]. La obra de arte representa un intersticio social. El intersticio es un espacio para las relaciones humanas que sugiere posibilidades de intercambio distintas de las vigentes en este sistema, integrado de manera más o menos armoniosa y abierta en el sistema global.
«Duración» en la exposición de arte. […] el carácter de la exposición de arte contemporáneo en el campo del comercio de las representaciones [es] crear espacios libres, duraciones cuyo ritmo se contrapone al que impone la vida cotidiana, favorecer un intercambio humano diferente al de las «zonas de comunicación» impuestas.
Proyecto político del arte contemporáneo. [Después de hablar de la mecanización y el reemplazo de máquinas en algunas tareas]. El arte contemporáneo desarrolla efectivamente un proyecto político cuando se esfuerza en abarcar la esfera relacional, problematizándola.
Una exposición propone un mundo. Una exposición genera un «dominio de intercambio» propio, que debe ser juzgado con criterios estéticos, o sea analizando la coherencia de la forma y luego el valor «simbólico» del mundo que nos propone, de la imagen de las relaciones humanas que refleja. Dentro de este intersticio social, el artista debe asumir los modelos simbólicos que expone
Arte y comercio. Actividad humana basada en el comercio, el arte es a la vez objeto y sujeto de una ética: tanto más porque, a la inversa de otras actividades, no tiene otra función que la de exponerse a ese comercio.
Arte como encuentro. El arte es un estado de encuentro.
Estética relacional y tradición materialista. [Define la esencia humana como conjunto de relaciones sociales, según esto no hay un «fin» de la historia, ni un «fin» del arte. Dice que el juego humano es un juego interhumano, sólo entre humanos.] La estética relacional se inscribe en la tradición materialista.
La estética relacional es una teoría de la forma. La estética relacional no constituye una teoría del arte, ya que esto implicaría el enunciado de un origen y de un destino, sino una teoría de la forma.