Captura de selfie de Bischofberger U (2024) Si en la cara oculta de la luna… (Trabajo de interactividad con Snap!) Se te abre aquí para que te hagas tu selfie:
BARRA ESPACIADORA CAMBIA ESCENARIO. STOP. CLIC ESTRELLAS SONIDOS. STOP. ABRE PROGRAMA TOCA ESCENARIO PARA ACTIVAR VÍDEO. STOP. ESTO AÚN NO SÉ OTRO MODO. STOP. TE VALE PARA PUBLICIDAD. STOP. SACAS DETRÁS A QUIEN QUIERAS STOP. ABRAZOS SIN STOP. NO SUSCRIPCIONES NI ACTUALIZACIONES. URGENTE MÉTETE AQUÍ STOP.
Como decíamos ayer (¡Unamuno <3! ¡¡!Fray Luis de León <3!!! ¡¡¡¡Nuestros queridos ayeres, siempre plagaditos de errores!!!!! ¡¡¡¡¡¡¡¡Y sin goma!!!!!!!!), esta es una…
…captura de mi trabajo sobre interactividad hecho con Snap! y titulado Si en la cara oculta de la luna... cuyo principal personaje es enorme y aún superviviente a la profanación: el sonido, en este caso el de John Williams, (¡sonido, alivio que nos queda!), sonido en el que cada nota es una palabra y la frase un saludo.
Sólo tienes que hacer clic en las estrellas, si lo abres, para conocer su secreto. Después, se oirá una locución…
Para cambiar de escenario, dale a la barra espaciadora.
¡Ah! Y tienes que descubrir el orden correcto. Y no valen planetas ni estrellas cercanas… Tienes que hacer clic en la naranja, y en Ícaro (la estrella azul), en la rosa, en la marrón (también hay marrones en el mundo estelar, no sólo somos marrones los viejos terrícolas con pretensiones digitales), y también hacer clic en esa estrella borrosa con interrogación que se mueve como un abejorro irritado y que no es que no tenga nombre, es que es invisible a los ojos humanos, como lo esencial.
Y ahora voy a contar, en un párrafo como una tonelada, lo que se esconde detrás de este trabajo. Primero intenté hacer la interactividad a partir de un mosaico que había adaptado del modelo que me habían proporcionado, pero en formato rectangular en vez de cuadrangular. Lo hice con clones, no con estampaciones ni con duplicaciones, aunque todavía no entiendo del todo lo que implica el clon. Hice los cambios. Decidí utilizar como vestidos las imágenes descargadas de uno de los trabajos previos que más me gustan, que es este mosaico generativo de un solo círculo. que es sólo uno entre mil de las apropiaciones que he hecho del de la UOC, que son estas:
…donde cada una de las variaciones tiene variaciones, como estas variaciones de mi preferido, que es el paradójico mosaico de una sola tesela. Esta captura de variaciones, en sí misma, es una obra de arte desde mi punto de vista.
Volviendo a la génesis de Si en la cara oculta de la luna, importé los vestidos para esta especie de rompecabezas y, al hacer clic, vi que quedaba bien, pero demasiado geométrico para mi gusto. Quise hacer modificaciones pero entre los clones, los disfraces y el cansancio, me armé un lío tan grande que lo dejé y empecé de nuevo.
Entonces me leí bien el enunciado del ejercicio, y no tenía que hacer modificaciones al mosaico (yo, como siempre, especialista en hacer lo que no se pide) sino a los trabajos de antes, en concreto al de bloques.
Abro esos archivos, los busco (que, a estas alturas, es como buscar una aguja en un pajar) y los encuentro en una versión mía que, también, era más churrigueresca que el original y, por tanto, me gustaba mucho más y era más acorde con mi arte churrigueresco y que es ésta.
Abro y veo que tengo que suprimir código, porque directamente no me cabe tanto script (scripts son los conjuntos de bloques, sinónimo de secuencia). Podría construir bloques, que ya sé, pero no quiero, voy a simplificar. Tiro casi todo y guardo sólo los cuadrados. Entonces empiezo a plantearme lo que se me sugiere, que es el uso de la música, y me acuerdo de que saqué la melodía de Somewhere over the rainbow con las notas de Snap!, la busco y la encuentro aquí, ojo que la he hecho yo NOTA A NOTA en Snap!. La exporto como script y me la importo. Empiezo a usarla, pero me queda totalmente mazacote. Entonces, después de un buen rato en que intento averiguar por qué se me suprime una parte de la primera nota, por fin, tiro el script y decido trabajar por notas.
Como en ese momento no me acuerdo del nombre de la película Encuentros en la tercera fase, paso un rato buscándola, e igual que Caperucita roja y como cualquiera de nosotros hacemos, me entretengo por el camino con esta maravillosa obra de arte… Me vuelvo a centrar y grabo el sonido de este fragmento.con el móvil, la voz que menciona «la cara oculta de la luna» me gusta tanto que la voy a incluir, y la referencia a esta cara oculta es tan sugerente que le dará título a mi trabajo. Empiezo a intentar reproducir las cinco notas en Snap! y me salen con gallos. Bueno. Sigo mi lema de siempre, «lo mejor es enemigo de lo bueno», y asumo los gallos, más o menos se reconoce. Pero la nota grave no me sale. Entonces decido hacerla yo con el WhatsApp, entono y lanzo la nota. Nuuuuuuuuuuuuuuuu, como hacía en mi infancia, cuando en el colegio de vanguardia al que iba hacíamos música con el método ward, respetuoso con el niño igual que toda la pedagogía que recibí tanto en el cole como en casa. Hago varios ensayos, me equivoco, envío, reenvío, importo, exporto, borro, vuelvo a importar y, al cabo de un rato de dudas, me quedo con lo que ahora aparece. Tengo que modificar duración, me hubiera gustado otro tipo de sonido para la estrella marrón, pero van a ser las dos de la mañana y mi cuerpo empieza a decir «aquí estoy yo», así que así se queda.
Mientras tanto, mi historia con los disfraces ha sido larga también. Primero, me pongo con los disfraces del escenario, que me salen a la primera. Además, la mezcla de los disfraces con la cámara de vídeo da unos colores y un clima que me encantan, y que van muy bien con el contenido. Estos son mis disfraces. Perdón, salgo en bata y sin peinar, es mi estado habitual este semestre en el que tengo tanto trabajo, pero me contorsiono lo que haga falta para que queden bonitas las capturas.
Qué book más precioso quedaría para las artistas de arte dramático con Snap!. A lo mejor alguien se da cuenta. De momento, espero que la profesora valore que la interactividad no es sólo lo que la cámara se supone que tiene que hacer conmigo (porque me cuesta que me responda), sino también lo que yo hago con la cámara, y estas contorsiones tienen su mérito en las Actividades Evaluables…
Admito, eso sí, que la evaluación me bajará, porque en el camino el ejercicio de cuadraditos emergentes al que se supone que se tenía que parecer mi interactividad, en el que cuando hicieras «clic» en un cuadradito sonara una música y cuando hicieras «clic» en otro cuadradito sonara otra música se ha convertido en un ejercicio de estrellas (pintadas en Paint porque las geométricas no me gustan, ya sé que se puede) en el que cuando hago clic se oye una música en tres casos, y mi voz haciendo un nuuuuuuuu en otros dos y la cámara me funciona a duras penas pero mi cuerpo en bata colabora brutalísimamente (con ese calificativo que le gustaba tanto a David Polo), como se ve en el GIF que he titulado «Signo de interrogación estelar» (porque SIEMPRE hay que hibridar imagen y texto, esto lo deduje ya en primero en el Taller de Escritura y Comunicación).
Bischofberger U (2024) Signo de interrogación estelar (Captura GIF con iphone de trabajo interactivo en Snap!, con rayita blanca que no sé qué es)
Conclusión sorprendente
Como tengo tan poco tiempo, resumo mi CONCLUSIÓN, que tal vez resulte sorprendente porque yo también soy un sistema autónomo, como la máquina con la que he cocreado esta cocreación.
Concluyo que el arte supuestamente libre que empezó con las vanguardias y continuó tratando de reinventarse en un mundo de imágenes en bucle, que se vende en las subastas y se promociona (y vende) en los colectivos que se oponen al statu quo se ha convertido en Academia de subordinación. Es una academia de subordinación la formación en diseño. Pero también la de las supuestamente libres redes del arte. Las redes del arte, vendidas a sí mismas, son academias de subordinación. Por último, las técnicas artísticas se hacen tan complejas que o hace falta o una vida de retiro para asumirlas o se tiran por la borda e inventa uno el arte performativo del «tener mucho cuento», existente y documentado desde la Antigua Grecia, en el que se cruzan guiños artistas y profetas (lo documentado es esto, que cuando se cruzaban dos videntes se guiñaban). Y la misma vida de retiro que posibilita el arte lo vacía de contenido.
E insisto: concluyo que reivindico que esas residencias artísticas (comida incluida y sesiones en círculo con tapitas) se concedan a los diseñadores, trabajadores sin tregua, incansables a la fuerza como mi admirado profesor David Polo Hernán (del que, puede decirse, deduje el curriculo explícito y no explícito del mundo del diseño) y como esa compi de la academia, (también admirada) diseñadora que decía me paso el día quitando pelos a las fotos con Photoshop. Esos artistas que se queman las cejas y las pestañas luchando en los vericuetos del software propietario se merecen espacios sin estrés, espacios de introspección y de reflexión.
Por otro lado, están los artistas adolescentes de familias pudientes o muy pudientes que reproducen en espejo reflexiones que no entienden, reflexiones sobre «el cuerpo» (y dale), «el espacio» (y dale), «la geometría» (y dale) sin comprender que la propia digitalidad es el origen CLAVE de estas reflexiones abstrusas y plagadas de jerga. Artistas desreferenciados que tampoco han experimentado más que en sus angustiosos mundos de nube con colchón primero y en el interior de la nube de los mundos del arte despues… Para esos artistas, como opino siempre y siempre, residencias, sí. Pero residencias de ancianos, y que hagan la jornada de los cuidadores para ponerse en su piel. Residencias en las zonas marginales, y que duerman en colchones de chinches. Residencias que no sean las suyas, residencias en cuartuchos de mala muerte en los que, de madrugada, entre la peste de los humos de la industria cercana, tan fuerte que les despierte… Sus padres deben retirarles los colchones, para que lo que cuentan no sea la historia de un colchón, sino la historia de este suelo árido que compartimos todos. Y, para todos ellos, programación y programación. Programación que les baje de esa nube de angustiado academicismo conformista en el que se instalan, más que nada, para descansar de la anomia en que les sitúa la hiperprotección de sus bien situados padres, «para que lleguen», pensarán los padres, «a pertenecer, al menos, a la Redes del Arte». No son esos voceros los que necesitamos con urgencia: en cuanto pueda, me mudo al edificio de los diseñadores.
Borro todos los disfraces y, ante el nuevo cariz que ha tomado el trabajo con la música, decido que los disfraces de los personajes van a ser estrellas. Diseñadores, os admiro. Diseñadores que no haceis cursos de ese Phyton con cache, sino de la versión veintisiete del software propietario, sin la que, si no, os convierten en inútiles -a vosotros, modelos de tesón, ejercitados en la multitarea como pocos.
Sigo, sigo, un minuto de vídeo han sido siete horas de trabajo. Ya no cuento más porque en mi propio cuento me aburro hasta a mí misma. Os quiero, personas del mundo del diseño gráfico. Perdón por enfadarme. Sois admirables, constructores a machamartillo de nuestro mundo virtual, detrás de cada minuto vuestro hay esas manos que me gustan a mí, vuestras manos, diseñadores y diseñadoras del mundo digital, manos que han trabajado (como siempre decía mi madre, manos que han trabajado)… Diseñadores del empapelado del mundo neoliberal, tan neoliberal como esas redes del statu quo del arte que me son un pelín antipáticas. Mundos neoliberales, pero el vuestro, diseñadores, inmerso en el sudor salado y las lágrimas saladas de la tierra, la tierra que me gusta.
Firmado: yo figurita pensativa aquí
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Nota de un Fray Luis de León <3 legítimamente cabreado. También a ti te quiero, (¡Ay Fray!, si tú resucitaras y yo rejuveneciera, te sacaría de tu retiro y tendría contigo un affaire, Luis, y daríamos, entre los dos, un plantón a Dios.)
Aquí la envidia y mentira/me tuvieron encerrado./ Dichoso el humilde estado/del sabio que se retira/de aqueste mundo malvado/y con pobre mesa y casa/en el campo deleitoso/con solo Dios se compasa/y a solas su vida pasa/ni envidiado ni envidioso.
Fray Luis de León
(Y sólo ahora me puedo poner a estudiar, porque saber es como respirar, inspiración expiración, pero vosotras artistas nativas digitales de academia que deglutís sin asimilar y repetís sin entender no sabéis de Expiraciones…)