He representado todo aquello que se constituye en objeto de investigació con una bola en el centro, con subrayados en amarillo. Una corriente en forma de S, en azul, son las narrativas históricas mediáticas, causales y teleológicas a gran escala (es decir, guiadas por causas claras o fines claros), que comienzan en el pasado y avanzan (en la parte de abajo) hacia lo nuevo con admiraciones y, finalmente, son desechos. La arqueología de los medios aparece en naranja, como intervenciones fragmentadas que rompen esa «corriente» azul, que suponen una «disrupción de la linealidad».
La arqueología de los medios estudia los medios perdedores, suprimidos, rechazados, olvidados. Los dispositivos desatendidos u obsoletos. Invenciones que no llegaron a materializarse. Topoi, las cosas comunes. Caminos sin salida, investigaciones no legitimadas. Medios de zonas geopolíticas desatendidas [y, agregaría, ideas desechadas por ser de sujetos subalternos que no tienen un papel de prestigio en el ámbito del pensamiento]. Caminos sin salida.
Una corriente azul, que eimpieza arriba a la izquierda, va hacia la derecha y termina abajo a la izquierda. Narrativas históricas mediáticas basadas en presuposicione ideológicas y evidencias insuficientes. Historia «verdadera», historia causal y teleológica, historia como «despliegue de la esencia de las cosas», de VERDAD Y PODER, que avanza línealmente, como acúmulo de novedades, en la que se despliegan la verdad y el poder, y que culmina en el hoy de «lo nuevo».
He presentado la linealidad histórica vigente como un flujo azul, que segregaría ese «cuerpo extraño» amarillo, y que estaría rota por la arqueología de los medios.
La ideología de «¡Lo nuevo!» como sustrato de todo y culminación. Lugar hegemónico de lo nuevo, economía política de lo nuevo. Procesos de «obsolescencia programada». Proceso por el cual lo nuevo se convierte en «lo nuevo antiguo» y viene a ser sustituido por «¡lo nuevo nuevo!». Finalmente, los desechos (abajo izquierda).
He representado la culminación como algo etéreo (por su fragilidad), como una nube o un pensamiento. Lo nuevo y su economía política como flores sembradas situadas en un lugar hegemónico, para significar su previsibilidad y el papel que se le hace jugar. Un «emoticono triste» en «lo nuevo antiguo» para indicar lo superficial de la situación. Como paso final del proceso, una complacida expresión con «lo nuevo nuevo», y los desechos.
A través del estudio de «lo antiguo», aparece el genealogista que escucha la historia como «historia de las verdades», que entiende la historia como contramemoria, como «azote del olvido». Que excava lagunas en el conocimiento compartido. Que encuentra trampas, disfraces, peripecias. Que se encuentra con recurrencias. Que desvela lo oculto entre líneas, y trata de las «cosas sin esencia». La arqueología de los medios como ruptura de las narrativas históricas mediáticas, disrupción de la linealidad, «desocultación de lo viejo en lo nuevo», y encuentro de lo nuevo en lo viejo (en esos viejos medios, caminos sin salida, etc.). [Genealogistas que emprenden estudios necesariamente rigurosos. ].
Toda la arqueología de los medios en un potente naranja, cayendo las tareas hacia abajo. He mencionado, dentro del curso azul de las narrativas mediáticas, las «trampas, disfraces y peripecias». He representado con huecos las lagunas excavadas en el conocimiento comparitdo, las rupturas como líneas quebradas, las recurrencias como «burbujas» por doquier, «lo oculto entre líneas» señalando entre dos líneas, El conjunto naranja no forma un «sistema», tiene una unidad hecha de particularidades. Se expande, con líneas quebradas, desde lo antiguo amarillo central hacia fuera, como reviviéndolo.
Diagrama sobre la arqueología de los medios, a partir del artículo de Pau Alsina, Ana Rodríguez Vanina Y. Hofman (2018) El devenir de la arqueología de los medios: derroteros, saberes y metodología. Disponible en: https://raco.cat/index.php/Artnodes/article/view/n21-alsina-rodriguez-hofman/431499