Fuente: recortes de este magnífico vídeo de Juncal que nos acerca a él, al toro: https://www.youtube.com/watch?v=T3nsqnOQWB8
Queja de toro: ay tu dolor de toro enamorado. Ay toro bravo. Toro, torito toro, toro dorado.
Piteo: vale, vale, no te pongas así…
Reburdeo: no te enfades, torito. No te enfades.
La recuperación de las cosas. Sustraerlas de su estátus de mercancias. Quitarles incluso su valor de uso. Dejar de considerarlas a nuestros pies para considerarlas como cabeza… Sin ellas no somos nadie. No creo que haya que hablar de sostenibilidad, palabra larga y sin referentes, palabra ella misma un poco de plástico. Tampoco de futuro, realidad lejana por definición y sin asideros. No me imagino el mundo mañana sin el águila real: más bien me imagino a los aguiluchos muriendo de inanición en el nido ahora mismo. Delgados. Solos en su nido. El cielo liso sobre ellos. El águila real que no viene, y no viene.
No quiero que el águila real exista para mí. NO quiero que la gallina exista para mí. No quiero usarla, ni representarla. Quiero sentarla a la mesa, a mi lado, y… No le haré que practique canibalismo comiendo huevos, no, hahaha, pero quiero hacerme eco de su existencia. Porque cada vez la cáscara de sus huevos es más frágil. Porque me imagino ese único instante de placer que hay en su vida, el de poner el huevo. Porque, gallina, me caes bien, mejor que muchas personas por cierto.
Y también me inspira compasión todo objeto que me rodea en mi mesa en este instante, que está conmigo sólo este instante y que me imagino muerto en el vertedero -casi por los siglos de los siglos.
Por eso, para todos ellos y aún con mis escasitos conocimientos de Snap! y en el marco de dos trabajos (Cuerpo y Género, y Taller de Arte Sonoro), estoy emprendiendo un ejercicio humilde y necesario de aproximación desmemoriada a las cosas. Las voy a hacer hablar, las convierto en sujetos que me miran con sus ojos cegados por nosotros, la humanidad tan empoderada en riesgo de aplastarlas definitivamente… Aquí iré poniendo los enlaces a estos trabajos, hacia los que estoy desarrollando un apego realmente memorable… ¡Porque de eso se trata!
En la gran paleta que es la web, busco y encuentro materiales para construir, como con arcilla, mis cosas. Mías, en el sentido de amadas. Abro carpeta, meto en ella clásicos que las reproducen, sonidos que emiten, algún dibujo propio por si acaso. Me voy a Snap! y ahí empieza una combinatoria sencilla (porque tengo prisa a fin de semestre) que a veces da resultado y a veces no tanto, pero que es un inicio de homenaje. Toco, toco, y cuando hay algo mínimamente convincente guardo, grabo y subo a YouTube. Escribo las notas necesarias y ahí queda mi vínculo con el objeto real, mi interés por él, mi compromiso. La promoción -no de su marca: de él mismo, de su esencia que no es la imagen que me da y que se me escapa… La promoción -si se puede llamar promoción su grito, que pongo en mi boca para proclamar su existencia… La promoción por la propia promoción de la vida por la vida…
¡Mira ese toro! ¡Habla!
He utilizado los toros de Costitx del Museo Arqueológico Nacional, que son tres piezas de bronce de la Cultura talayótica, datadas en torno a los siglos V y III a. C, y les he asociado un piteo aislado tomado de un registro de voces del toro bravo.
Cada vez, que pulsamos la bandera, avanza un lápiz que va cambiando de tamaño en pinceladas que representan gráficamente dicho piteo.
Se restituye, así, la personalidad del toro, el toro como subjetividad, su presencia y no su representación. También se recupera esa presencia que ha tenido el toro en la cultura como símbolo de poder, fuerza, fertilidad.
Los fotos de las piezas, de la web del Museo Arqueológico Nacional de Madrid, https://www.man.es/man/home.html
Recortes de la voz de toro tomada de Juncal: https://www.youtube.com/watch?v=T3nsqnOQWB8