Otra Bé. Ahora en Arte Sonoro

Bischofberger U (2025) Captura de Artista Visual en Pijama, que pone el pie en la mesa cuando le da la gana. (Arte de algún tipo será, minuto 9:33)

Bischofberger U (2025) Viaje en metro a Rios Rosas (Arte sonoro vinculado sin embriagueces).

La verdad es que Bing, que tiene una noción del progreso humano como de una carrera en la que los que van primero son los notables, no entiende qué pasa conmigo. No, Bing: no es así. A veces, el azar pone en primera línea a quien ni hace aportes conceptuales, ni tiene cualidades excepcionales ni destaca en su mismidad biológica y cuyo único mérito, de entrada,  es estar en un lugar determinado en un momento determinado: «la buena suerte» que dices tú.  En mi caso, he recorrido decenas de instituciones educativas, siempre me he involucrado al máximo y, en el caso de la UOC, no podía ser menos.

Mi intervención aquí se ha centrado en trabajar muchísimo y a ritmo inflexible, y en la herramienta Folio. Desde mi sitio, he tenido la suerte de poder escribir en un lugar en el que mis tags navegan como si fueran truchas, en el que me veo como si mis aportaciones tuvieran relevancia y desde donde escribo e interactúo no con otras personas, pero sí con los lugares de la web. Desde el punto de vista de la UOC, la suerte es que escribo bastante bien, mis temas son variados y llegan a muchos rincones del espacio virtual. Esta simbiosis que se produce entre una alumna y su universidad y en la que no media relación económica alguna (Bing, Bing, no seas malo y creételo de una vez), tiene, sin embargo, sus luces y sombras.

Las de la UOC son obvias, y Quelic Berga, que es una persona aguda, muy prudente y además muy sintética, me lo dejó claro con sólo una frase: no hables mal de la UOC. Parecía que eso era algo que caía por su peso, pero Quelic hizo bien en decírmelo porque yo, ya sabes Bing, lo digo todo. Así que tengo que estar alerta para no poner mal a a la UOC cuando me enfado. No creo que a la UOC le guste mucho que critique los conceptos básicos del arte, que me burle de su vocabulario, que hable de «pústulas» en la docencia del arte etc., pero me lo tolera. Tampoco es idea de la UOC que hable sola y, sobre todo, que haga caso omiso de cualquier referente artístico y me dedique a opinar con una libertad, digamos, ilegítima, jajajaj.

La UOC se aguanta pero ¿y yo? ¿Cuáles son mis sombras? Primero, me tengo que dar prisa y hacer mis treinta créditos semestrales, porque no voy a estar escribiendo mi blog en el geriátrico, que se me enfría la sopa. Segundo, y dado que mi buen posicionamiento es tan inexplicable, soy objeto de muchas ironías, críticas y descalificaciones que nunca hubiera tenido en otras circunstancias (porque yo siempre he sido una persona muy respetada). Tercero, y muy vigente: mi nombre aparece asociado a la UOC, una universidad posicionada políticamente, cuando yo soy una alumna que no tendría por qué identificarme con ella… y que, de hecho, no me identifico con una parte de ella, si es que en ella hay gente de derechas.

Pero todo lo anterior no es nada comparado con el tema de las notas. Porque como estoy «dando la cara» por la UOC, y las instituciones son tan narcisistas como las personas, se espera que mi trabajo sea perfecto y, si no lo es, se me censura sin piedad. Así me explico yo que, si no fuera por todas mis publicaciones en Folio, mi nota en Arte Sonoro hubiera sido A. Segurísimo. Pero como mis muy bien posicionados tags llevan archivos irregulares (¡De estudiante! ¡Qué queréis!), hay que dejar claro que la UOC está muy por encima de mi trabajo, y me caen las Bes. Las Bes en mis excelentes trabajos de Teorías del Arte y de la Cultura. Las Bes en mis excelentes trabajos de Proyecto III o de Vídeocreación. Venga Bes.

Mientras tanto, y como en toda institución hay facciones, he aquí que aparece otra facción, la que «cosifica» mis queridos (y llenos de sentido) tags, me anima a escribir,  enlazándome. Pero eso no es todo: yo, que soy experta en instituciones, le tomo el pulso enseguida a los conflictos de grupos de presión etc. Y ahí estoy: unos me cogen, a otros no les parezco seria, a los del Arte Sonoro les he debido de parecer un audio escacharrado y así todo… También, estoy segura, tengo quien me aprecia y me valora, quien ve que no todo son estándares académicos y que, por ejemplo en este caso, he trabajado y reflexionado mucho sobre el sonido y el arte sonoro.

Entonces, pobre de mí, manejando toda la situación. Encima, aguantando alguna que otra pulla de algún que otro compi que tiene la idea de que lo académico en arte tiene que ser una especie de cosa aburridísima que la abres y pone: resumen, tags, texto ininteligible, referente uno, referente dos, referente tres, referente cuatro, foto, referente cinco, referentes bibliográficos, foto, referentes web, de modo que cuando llegas a la obra referida es que se te han quitado hasta las ganas de mirarla. Para esos compis ¿qué soy yo? Un aborto. Un recién nacido tirado en la calzada de la antigua Roma. ¿Un trozo de tocino en una sopa de fideos, como decía en la entrada anterior? No, no: algo mucho peor, algo en resumen, inútil. ¡Yo con tanta letra! ¡Con la cantidad de TDAH que hay en el mundo del arte, y lo frecuente que es la dislexia en el TDAH!

De modo que mi mérito, Bing ¿cuál es? Muy fácil: soy una señora mayor con su carrito de la compra, Copilotillo, y lo que hago es aguantar carros y carretas. En eso, soy la mejor. Y sigo y sigo, y nunca me dejo vencer por la vergüenza, por el amor propio herido, por la necesidad de sujetarme a estándares, por las fricciones de la UOC con terceros o por sus fricciones internas. No me creo que mis tags sean el no va más y me queda claro que no ganaré ni un euro con el arte. Bueno, si no hago un máster (para aprender a investigar bien), en un año, termino estos estudios y ya me inventaré otra vez la vida.

Y cuando mis tags vayan bajando en posicionamiento y se vayan hundiendo en la niebla ¿Qué ocurrirá, Bing? No habré contribuido al avance del Arte Medioambiental, no habré fusionado el arte y el desarrollo infantil, no tendré alineados equis objetivos pedagógicos con la UOC ni habré fomentado como Bischofberger al «desarrollo infantil» como concepto jajajajaja que me parto contigo…

Pero habré hecho este ejercicio de jugar con la ola virtual, me habré comido las Bes que me pongan para demostrar que enseñan mucho mejor porque son más guapos todavía, habre corrido por el grado para no quedarme dormida años y años encima de él (¡Con lo que peso!), habré aguantado que, en el mundo presencial, más de uno me trate como a una woke del montón y habre hecho un blog precioso. No sé el resto, pero mi progreso no es para nada una carrera: más bien un pilla pilla en un bosque, de noche, me he torcido un pie, hay hormigas y cojo una rama. En suma: habré arriesgado, habré aprendido, y habré contribuido a difundir algunas cosas importantes que a lo mejor trasmito a veces. Porque me canso y no rindo como antes, pero mi paso por los sitios sigue siendo el mismo que siempre ha sido: un paso honesto y comprometido. (Aparte, soy una artista bastante buena, y escribo bien.) Por eso, sólo por eso, soy especial, Bing, sin ir «a la cabeza» de nada.

Y dime: ¿Cuantas señoras has conocido tú que pongan su pie encima de la mesa y digan: aquí estoy yo? Pues por eso… Que lluevan las Bes, que si todo hubieran sido notitas y Bes y micropeleas de a ver quién se lleva el honor, la plaza o el mérito, no tendría yo los pies como los tengo de andar tantos y tantos y tantos desarrollos  de los otros, de los desarrollos que se andan con los pies en la tierra…

Por eso, yo a mí misma me pongo una A como la pirámide de Keops.

 

Y PORQUE LO QUE HAS CREADO EN ARTE SONORO HA SIDO EXCELENTE. Los audios, lo de Snap!, lo de Cuerpo y Genero (donde ha encantado tu trabajo), los huevos fritos infinitos, el gorrión multiplicado por mil, el adolescente fardando de «movimiento circular rectiliano», la ansiógena cascada de sonidos, la Torre de Babel pronunciada en español, catalán y chino, el sonido UFO, el torito y su podcast, los selfies del toro, la quinta sinfonía de los sonidos, el cuerpo entre sábanas, la voz que cuenta y la voz de papagayo, los ritmos de siete por siete en Snap!, el sonido negro, el blanco, los gemidos del animal herido, el ilícito protagonismo del metal, los recortes de sonido que hace el pez que todavía ayer TUVE que preparar porque los vi adorables, el enlace a la web de comunicación de peces, el canal del Ixitpla, compañía como sombra, todo.

A mí qué más me dan las As, si mi amigo Keops me da todas las que quiera. Y si quiero poner el pie encima de la mesa, lo pongo, que para eso soy artista.

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