Figuras sin cara. Me tienden la mano, creo, pero la mano quema, y entonces me caigo de la cuerda inestable encima de la que ando o, al menos, me desestabilizo. ¡Queman las manos! Cuando no condenan a un dictador entonces todo da vueltas y vueltas, y unos ojos achinados que no son significantes de humanidad toman mi espacio visual interior.

Bischofberger U (2025) El dictador: retrato fragmentado y ojo dorado. 

Me duermo, y entonces toma cuerpo lo simbólico. Me encuentro con una barquichuela de remos en una pequeña laguna o estanque, en ella va un hombre de pie que abraza un contrabajo y dos metralletas.
Pienso, cuando me despierto, si «contrabajo» significará «con/trabajo», porque sé que el sueño juega, a veces, esas malas pasadas.

 

Bischofberger U (2025) Contrabajo y metralletas.

 Portada. Bischofberger U (2025) Figuras negras y manos que queman. 

Ayer pinté este túnel, como parte de mi trabajo «desde el coche». No sé cómo aprender gratis óleo, creo que me va a enseñar la IA, repasaré la asignatura de «Taller de Pintura y Color» y después me guiaré por la IA, me compraré un libro de teoría del color y practicaré una y otra vez.

Bischofberger U (2025) Retrato de un detalle de la antropomasa con paspartú blanco. 

Bischofberger U (2025) Autorretrato de la mitad inferior de mi cara.
Subtítulo: autorretrato con agujeros de nariz.