¿No hablábamos de «la importancia de la recepción»? Se nos llenaba la boca al hacerlo… Pero cuando hay un ser tan osado que, saltándose los accesos (o barreras) del saber instituido, fundamentado y sólido levanta la mano y da una opinión, expresa una sensación o dice «algo» (- ¡Algo!), entonces la recepción deja de contar, porque lo que cuenta es lo que cuenta.
Impresiones respetabilísimas de una persona que ha visitado, en una sala del Museo Nacional del Prado, unas pinturas que son de Veronese, de las instituciones museísticas y, como ciudadana, suyas también. Gracias a quienes, en su amabilidad, nos preparan a nosotros, propietarios en última instancia de estos bienes incuantificables, exposiciones como ésta.