Pictorial: sintético, argumentativo, académico, expresivo

¡Cae volando, desde la alfombra mágica que forman la palabra y la imagen completándose sin redundancias, el pictorial! Un formato innovador que tengo la suerte de estrenar estos días. Una forma de escribir seria y flexible a la vez, académica pero no estrecha. Me ha encantado saber que está ahí, y lo usaré muchas veces. Es más: era el formato que me hubiera gustado tener cuando intenté hacer mis pinitos de escritura cómica. Pictorial, no te olvido ya. Éste es el resumen de los apuntes que me han dado en mi asignatura de Proyecto III.

NOTA: en Proyecto I hice el trabajo Patriarcazoo. En Proyecto II hice el trabajo Vejez y Occidente. Ahora en Proyecto III he hecho Sketches sobre sexo en la Era Digital. Me lo he pasado GENIAL haciéndolos, por cierto. Ya podéis envidiarnos, científicos, tanto como nos gustan a nosotros nuestros trabajos de investigación no puede ser que os gusten a vosotros los vuestros… ¡Hala, envidiadnos! Cada uno de esos proyectos ha sido mejor que una película, mejor que un viaje. ¡Una auténtica aventura! El que acabo estos días ha sido magnífico también.

El semestre que viene, haré el Seminario de investigación artística y seguiré investigando hasta la muerte. Lástima que yo al menos sea una angustia entre dos nadas, como Sartre, que si no, seguro que volvía rediviva con la investigación sobre el Mas Allá hecha y os la contaba a todos.

Sentido y formato del «pictorial», formato muy útil para los artistas. Esquema.


Nota: el formato de dos imágenes por página es sólo un ejemplo.

Fragmentos de un pictorial sobre puertas.

Observación sobre el texto que aparece a continuación que pretende ser cómico: nada más difícil que la comedia, por dos razones. Una, porque no vale con conocer las cosas por encima, tiene que haber habido un conocimiento amplio de las cosas para que puedan abordarse con comicidad (y yo todavía en arte lo sé todo con alfileres). Otra, porque hay que estar muy descansado y en forma para asociar ideas con la flexibilidad que la comedia requiere. Si a estas dos razones se une la probabilidad de ofender que siempre trae consigo el humor y el riesgo de subrayar debilidades o mostrar aspectos que más valía no tocar, para qué queremos más.

Estoy desentrenada de la comedia y he observado que, para tener ideas, hay que entrenar bastante ese estado que se requiere para hacerla. Pero le he cogido aprecio a algunas partes de este trabajo (que interrumpí porque no me convencía) y, como no lo quiero tirar, lo pego aquí… Lo que no puede ir más en serio es el posicionamiento contra los textos curatoriales que utilizan explicaciones que, en lugar de acercar las obras, las alejan. Pero los contenidos y autores con los que me río son sagrados para mí. Pido disculpas de antemano si, por trivializar, ofendo.

1. Puerta suicida y Giro Puertológico. 

2. Puerta identitaria, auxilio en las tareas Identitarias y Selfie de la artista puertóloga.

Puerta con entidad de plagio y reflexión sobre el tema identitario de las Pirámides de Kefren, Keops y Micerino.
Nota: el que hizo el catálogo anotó «figura sin número» porque se dijo: «tengo que ponerme al nivel de las obras sin título».

3. Puerta Filomena y texto curatorial sobre asignación del género puertil.

4. Puerta para el diminuto cuerpo humano dolorido de  dolor en las raíces del pelo de su cuerpo fragmentado (a veces, las piernas del hombre no se fragmentan en secciones de diferente coste).

5. Arqueología de la puerta o La piedra que atraviesa los cuerpos en modo bifaz.

Curadoría del poder que vuelve loco poco a poco a esos pocos que quedan sin alterarse más que un poco.

Puertaza de gran formato que, más que atravesarla, nos atraviesa, la muy traviesa.

Claramente de clase alta porque el pequeño formato ya se sabe, es modesto, y esta puerta es tan hermosa que ha dado pena reducirla.

Y estas son las puertas protagonistas.
Una…

 

Puerta Bocadelobo. Otra, no menos impresionante…

La que me encanta

Esta otra, con esa hoja seca que ha ido a morir a sus pies…

Bischofberger U (2025) Hoja seca muerta a los pies de una puerta. (Fotografía)

Las puertas de mi Memoria, las que evoqué en mi dibujo en papel continuo. Las puertas mentales que me preocupan y que trajeron a las demás. Puertas que no encuentro, puertas que me han obligado a atravesar…

Y otra más de solidez apabullante.

Y luego están las que me gustan a mí, que son puertas que ni siquiera son tamaño humano, puertas de esos seres que no tienen ni nombre, las cosas que no cuentan. Igual que los animales (como los gorriones, que se extinguen) no cuentan. Como las puertas, aún las importantes, que tampoco tienen textos curatoriales y que tampoco cuentan en el fondo. Como yo, que no cuento porque no hay texto que me sostenga. Cuando, como funcionaria, llegó mi fin de uso, salí de la Historia sin más. Yo soy una de vosotras, puertas. De modo que me invento historias de mis hermanas, las puertas que no cuentan, para sobrevivir. Por eso soy una cuentapuertas, y este es mi auténtico texto curatorial.
Este cacharrito del final, que no sé ni qué es, mira por donde, queda aquí inmortalizado. Como esos residuos de los que tampoco nos ocupamos. 


Bischofberger U (2025) Cosa sin nombre que inmortalizo (Fotografía digital de una cosa.) [De verdad, no sé para qué sirves, no sé para qué estás ahí, no sé cuánto cuestas, no sé nada de ti, cosa.]
Mira, cosa, más cerca estás de mí que esos cuadriláteros de gran formato, cubos y cuadriláteros y otras artes en las que no tenemos parte. Yo al menos no la tengo.

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