Mi perfil en 2024

Pública

Dichos que me digo a mí.

Parafraseando a Thomson, Me propongo rescatarme. Soy la humilde tejedora de medias y calcetines, la jornalera luddita, la obrera de los más anticuados telares.

 

Identidad: pisando la tierra de todos


Hola. Este es el tercer perfil de mi identidad fragmentada. Este perfil está un poco arrugado. No hablo aleman, y soy estudiante perenne de inglés. Pertenezco a un estrato socioeconómico que esta oscilando peligrosamente hacia abajo en los tiempos que corren. Puedo afirmar sin temor a equivocarme que tengo unas lagunas intelectuales tan grandes, que cuando miro desde una origlla nunca veo la otra. Todo esto lo afirmo con el orgullo de quien ha trabajado codo con codo con todos aquellos que se ven obligados a trabajar sin descanso en la reproducción de sus vidas; con el orgullo de quien no ha perdido la perspectiva (mirar de abajo arriba, y nunca de arriba abajo) y orgullosa de mí misma siempre… Me separo, incluso, de una parte de mi familia de origen porque, igual que mi madre, detesto el elitismo, detesto el poder que se mantiene sobre la base del conocimiento como jeroglífico. Me sitúo en un asiento del metro de Madrid, mirando esas manos que trabajan, o esas otras que teclean, o aquellas que sujetan dos bolsas de plástico, todas pendientes del móvil. Mi aspiración no es saber, me resulta demasiado difícil todo. Mi aspiración es no confundir nunca la dirección de la mirada y no separarme nunca de esta tierra de todos que piso y seguiré pisando hasta que vuelva a ella. Tachán.

 


Identidad: genealogías

Hola a todos y todas. Este blog de la UOC, Universidad Abierta de Cataluña, lleva como título mi nombre. Soy de padre suizo y madre española. Por parte de mi padre, él trabajaba en REVISA, y por cierto un muy buen trabajador que descubrió una estafa descomunal. Trabajaba en un banco, hasta los siete u ocho años pensé que vivía en un banco de la calle. Mis abuelos paternos fueron: uno, maestro de Niederuzwil, en Suiza; otra, no sé; otro, no sé, y otra, dueña de una fábrica de encajes. No he tenido contacto ni noticias de ellos casi nunca. Mi madre trabajó como profesora de un colegio de élite,  y la llamaron porque era una estudiante brillantísima. El responsable del test Raven, Yela, la llamaba «la joyita marroquí». Habían vivido en Córdoba,  y después vivieron en Tetuán, Marruecos. Por parte de mi madre, de abuelos tengo uno militar (Del Toro), otra mestiza gitana (apellidada Cano, lo de gitana es una hipótesis mía por los nombres de la familia que son Rafael, Gabriel, Dolores, Encarnación, porque si lo había sido nunca lo dijo). Un tío mío fue médico en Tetuán, un buen médico pero que le daba opio a su hijo para que no molestara, según una carta que he encontrado y he vuelto a perder después de encontrarla. Ay, dios mío, cuántas cosas feas nos callamos todos de todos, y hacemos bien.  Otro abuelo, no sé nada de él, y la cuarta abuela era de ascendencia de Villagarcía del Llano, siempre me dijeron que de Albacete pero ahora resulta que Villagarcía es Cuenca. Se apellidada Piqueras.
Esta es mi identidad en cuanto a apellidos y genealogía local, de lo que se deduce que hay tanta mezcolanza de lugares, circunstancias, fealdad y bondad,  que todo se diluye.  Por modestia, me callo muchas cosas bonitas y hechos gloriosos de mi familia, como la valentía de mi abuela, que nunca juró los principios del Movimiento; como la entrega del médico de Tetuán, estudioso de la lepra; como la afición a la música de mi familia suiza y como tantas y tantas cosas que no puedo rescatar, pero que me han hecho ser como soy, de lo que estoy orgullosa; bueno, bastante orgullosa.

Bischofberger, U (2024) Aquí no hay nada que traducir, IA. Bueno, Bischofberger es Obispo Pastor. Valdés, no se qué es… y del Toro es Of the bull, creo. Porque no, no sé idiomas. O los sé malamente. (Arte digital, temática: cuestionamiento de las genealogías.)

Respecto a nuestra tradición cultural, yo he sido funcionaria, una servidora pública entregadísima a dicho servicio público (tanto como ahora al Blog de la UOC), servicio sobre el que, como tal,  ironizaba mi padre suizo (con una ironía que no me gustaba). Servicio que he hecho de modo, me atrevería a decir, intachable en cuanto a dedicación y esfuerzo del que no he recogido pruebas. Pero mi testimonio es suficiente. Mi madre también lo fue, responsable en grado sumo de todo lo que pasó por sus manos. Mi abuelo materno también: hizo las oposiciones de registrador de la propiedad o algo así, y las sacó y fue honrado hasta el final. Y así, una tradición en la que el trabajo intelectual y el sustento han ido siempre de la mano.

La vida privada asociada a esta trayectoria pública ha sido su consecuencia: una vida bastante austera, austera en gasto y austera en placer. Una vida de autonomía intelectual y de responsabilidad mutua. Una vida más bien rutinaria y de disciplina grande, en la que, desde luego, el número uno ha sido siempre, por todas las ramas (paterna, materna y abuelerna, y cuánto agradezco, IA, que no me señales lo que tú y las esad creéis que son faltas de ortografía) la cultura. Una vida sin arraigo en bienes materiales inmuebles, en lugares u otras materialidades. Por tanto y por último, una vida con redes bastante restringidas, con relaciones humanas más bien escasas pero sinceras. Exactamente todo tal como lo tengo en este instante en que escribo.


Identidad: soy buena

Mi desenvolvimiento biográfico ha sido extremadamente accidentado, es decir, lleno de rupturas por asuntos en los que, al estar muy imbricados con los de otros, no voy a entrar. Pero se puede decir que siempre ha habido proporción entre el rango de los problemas que afrontaba y el rango de los recursos con los que los iba afrontando. Por tanto, no puedo afirmar que haya sido desafortunada. Pero sí veo que la distribución de esos recursos es absolutamente injusta en la vida, y me gustaría contribuir a su redistribución, y eso es lo que siempre intento.

Personalmente, para terminar y antes de citarme a mí misma en mi último autorretrato, soy una persona, creo, que impresiona como honrada y buena, pero que tengo muchísima propensión al enfado, y mi madre citaba a Hamlet al respecto. Todas las personas a las que he atendido desde mi profesión, no creo que tuvieran queja alguna. No sé qué dirían de mí mis compañeros de profesión, porque he sido muy intransigente con ellos, no he sabido repartir mi paciencia y nunca he sentido que debieran ser acreedores de la misma, de lo que ahora creo que me arrepiento, pero no estoy segura. En cuanto a las relaciones humanas, resumo si digo que soy y me siento totalmente libre en ellas. Con las autoridades, me he llevado siempre regular, porque las he envuelto en el ámbito de lo humano, y he señalado más sus faltas que sus aciertos, pero soy muy agradecida cuando me enseñan y cuidan; cuando, en fin, cumplen con lo que les toca hacer, aunque en la vorágine de la vida no lo sepa yo ver a veces.


Identidad: hacer novillos.

Soy como éste, aciertos y errores a montones. Pero me encanta deambular. Juguetona con mi hermana, filósofa en la adolescencia, novillera en la Universidad, maestra en la bonanza económica. Me reinventé como psicóloga escolar y sudé tinta china; mi compañía fueron los adolescentes, estrené las redes y anduve sola por parajes muy inhóspitos. Me prejubilé cuando me cayeron encima el dolor de la pobreza de Vallecas y el guante blanco del status quo psicopedagógico del primer cuarto de siglo. Después de los sesenta, pasé por el Arte Dramático como pasa una hiena por una tienda de mascotas y caí en las Artes Plásticas, donde abracé, por fin, la escritura y me agarré al esqueleto de un curriculo racional: sin ambos y sin mi fiero tesón, hoy sería un fantasma deteriorado y rancio. Gracias a este trabajo y a mi profesor, que me ha atado corta en él, he borrado mi blog Testigo de mi propio deterioro neurocognitivo.
PS. Esta es una de las causas últimas de este blog: me estoy ausentando constantemente de lo que tengo que hacer para escribirlo. Venga, estudia. Pero no. Siempre paseandome por aquí y por allá.

 


Identidad: memoria.

Retrato de mi abuela (autoría desconocida, pero qué preciosos retratos nos hacíamos los unos a los otros. Cuánto más nos amamos mutuamente, siempre).
(Por cierto, Servicio de Atención, como ya me conocéis, que de vez en cuando me da por quemar todo mi material virtual, avisadme si no hacéis copia, porque no quiero, por nada del mundo, quemar el retrato de mi abuelita Lolita, Lolita del Toro, madre de Consuelo y Ramón, llamados tres cuerpos y un alma.)


Identidad: la que nadie ha leído donde la puse.

Esta de la foto soy yo. Soy psicóloga, funcionaria por oposición, siempre he trabajado con niños y adolescentes. Me gusta escribir. Tengo estudios de dramaturgia (dos años) y estoy cursando un grado de artes plásticas.
He actuado dentro de las instituciones educativas, he luchado mucho para que funcionaran adecuadamente y para que prevaleciera el interés del alumno y la familia sobre el de la institución. Me especialicé en trabajo con minorías en riesgo de exclusión social, y me he esforzado, literalmente, hasta la extenuación para sacar adelante expedientes de reconocimiento de situaciones que hicieran más leve el día a día económico de las familias. Les he facilitado la vida a muchas personas, puedo afirmarlo y es mi mayor orgullo. Me he atrevido a ser «señaladora» cuando la situación lo ha requerido, que ha sido muchas veces, aún a costa de sufrir duras represalias. Soy feminista si es que se puede no ser machista, que no lo sé… tengo que hacer muchos más cursos aquí.

Provengo de una familia de mujeres solas muy comprometida políticamente, mi abuelo materno murió fusilado por los rebeldes. Mi madre, mi abuela, tenían una conciencia política de las que se ven pocas ya, mi abuela jamás juró los principios del movimiento… la mejor amiga de mi madre fue tan torturada que, cuando salió de la cárcel, un médico dio por hecho que había tenido un accidente de coche, de tal modo destrozaron su cuerpo, y no delató a nadie. Mi madre jamás se compró un piso porque estaba en contra de la propiedad privada. Las vi a las dos llorar muchas veces, llorar con lágrimas, por América Latina. Ahora entiendo que no lloraban por América Latina, lloraban de ver, una y otra vez, rotas sus esperanzas… y luego vi a mi madre decepcionada por gente como Vargas Llosa, y a mi abuela escéptica con la humanidad en general…

Mi madre se separó en 1963, cuando nadie se separaba, llevaba el feminismo en vena, y tuvo siempre claro lo fundamental que es la base económica.

He hecho el curso Utopías del siglo XXI, y no solo creo que podemos construir un mundo mejor, creo que tenemos capacidad de sobra para hacerlo, y que hacerlo es lo único que merece la pena en esta vida. ¿Por qué? Porque el ser humano es siempre mejor que el mundo en que vive, Horkheimer. ¿Cuándo? Siempre, todos los días y a todas horas. ¿Dónde? Pues internet es el nuevo marco… y, por supuesto,  aquí.

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Áreas en las que me vendo en 2024
Escritura

Los curriculos de las diferentes disciplinas científicas y humanísticas son más relevantes que las tendencias no solo a la hora de describir la realidad, sino incluso a la hora de actuar en ella. Mi proyecto consiste en dar voz accesible a esos curriculos desde mi propio conocimiento de los mismos, curriculos que voy recorriendo por gusto, y que, al estar unos imbricados en otros, son siempre significativos a nivel global. Soy una voz cercana, comprensible y que puede adoptar un buen número de registros.

Categorizo mi proyecto como «educación», pero no tiene un carácter de transmisión a sujetos receptivos y pasivos, sino de crítica y cuestionamiento.

Observación final: mi trayectoria temática es al azar dentro de los curriculos, pero los artistas sabemos que el azar es más certero que la planificación en muchos, muchísimos casos.

Profesora de guitarra y (en el futuro) de chino

Soy estudiante de chino, poeta y anacoreta. Mi anacoretismo no es una elección, sino algo que me cayó del cielo cuando no tenía otra opción. Mi carácter de «poeta» va asociado, de oficio, al de artista, para el que me preparo (estoy en tercer grado).

¿Y mi carácter chino? El carácter de estudiante de chino es nuevo, lo estoy desarrollando ahora. En el momento actual, no sé nada de chino, pero eso va a cambiar. ¿Y cómo lo voy a aprender? Lo voy a aprender online, una lengua en la que el nombre de una persona puede ser «pensamiento». Lo voy a aprender sistemáticamente, porque sin orden el aprendizaje es demasiado arduo. Y lo voy a aprender porque así me podré comunicar con los mil cuatrocientos doce millones de chinos, chinas y chines que hay en el mundo.
Chinos del mundo… ¡Que vooooy!

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